Capítulo 5

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Pasaron cinco minutos cuando Madeline se dio por aburrida y se tiró hacia atrás en la cama, cerró los ojos un rato mientras pensaba en que estaba haciendo y por qué había dejado que un hombre la llevara a una habitación

«¿Y si él quiere otra cosa? ¿Qué pasará si me niego a hacer algo con él? ¿me delatara?» se preguntaba mil cosas hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz

—¿Qué haces?

Al abrir los ojos se encontró con un hombre tapado tan solo con una toalla corta que le llegaba de la cintura a la rodilla, sorprendida abrió los ojos de una manera que llamó la atención del sujeto y se dio vuelta acostándose boca abajo en la cama

—Dios disculpa, no vi nada —dijo mientras se tapaba la cara y la estrechaba contra la cama

—¿Qué haces ahora?

—No verte

—¿Por qué no? —rio Miguel

—No te rías, no es chistoso

—¿Acaso nunca has visto a un hombre desnudo?

—Tienes la toalla puesta, no estas desnudo

—Y aun así no me miras

—¿Puedes vestirte?

—Si sacas las piernas de mi camino podré pasar al cajón por mi ropa

Rápidamente la chica dobló las piernas hacia arriba dejando espacio para que pasara hacia el cajón, nunca había visto a un hombre con tan poca ropa, había visto a la gente que trabajaba para su padre sin polera, pero nada más, esto era distinto

Después de pocos minutos sintió que él se sentaba en la cama y no decía nada, por lo que ella habló

—¿Estás vestido?

—Si

Dicho esto, dio vuelta la cabeza y al verlo con ropa se alivió, sentándose en la cama veía como él no le quitaba la vista de encima

—¿Tengo algo en la cara? —él negó —¿entonces por qué me miras así?

—Me llamas la atención

—¿Cómo?

—¿Cuántos años tienes?

—Tengo dieciocho ¿tú?

—veinticinco —y viendo que ella no decía nada agregó —¿nunca has estado con un hombre?

—Claro que sí —se apresuró a decir, no quería quedar como una santita en un lugar así, quería demostrar experiencia

—Entonces...— dijo mientras apoyaba una mano en la cama y acercaba su boca a la de ella —no te molesta si hago esto...

La chica al ver que la iba a besar rápidamente puso sus dos manos tapando su boca y se inclinó hacia atrás, y observó como este se ponía a reír

—¿De qué te ríes? —dijo sin quitar las manos de su boca

—Me recuerdas a mi hermana, hace los mismos gestos que tú

—¿Qué gestos?

—Estas roja

Al decir esto la chica dio media vuelta y se sentó dándole la espalda, se tapó la cara y maldijo para sus adentros ¿por qué tenía que pasarle algo así? estaba más que avergonzada

—No te preocupes, no le diré a nadie

—Es verdad, nunca he estado con un hombre, ni siquiera un beso he dado, tampoco he bailado con alguno, ni siquiera he tenido un amigo que no fuera mi padre

Una mirada tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora