OO. prólogo

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—¡Lo hemos encontrado señor!

El hombre vestido de negro se volteo tan rápido como escucho aquella oración, su rostro preocupado y pálido rápidamente se tranquilizo, pero no dudo en salir corriendo hasta llegar hasta la entrada principal de aquella gran casa donde podrían vivir unas veinte personas.

En cuanto llego a la puerta principal, pudo ver al joven omega con ropas oscuras, pero cubiertas de suciedad mientras que el omega que se encontraba siendo sostenido por un grupo de betas, el omega solo podía mirarlo con desprecio. Una mirada que en sus veinticinco años de vida nunca le había dado a una persona, pero que ahora no solo tiene miradas despreciables sino que también puede sacar sus garras como lo hizo con todo ese grupo de betas que se encuentran cubiertos de golpes, rasguños y sangre.

—¡Mi querido esposo! —grito el beta vestido de negro para rodearlo en un abrazo.

Lloriqueo un rato, para después calmarse y mirar al omega que se encontraba aún hincado y siendo sostenido por aquel grupo de betas.

—¿Estás bien? ¿Nadie te hizo daño?

El omega sonrió burlonamente y respondió:- Estaba en perfectas condiciones hasta que tus malditos betas me secuestraron.

—Cariño, esto no es un secuestro —dijo acariciando la mejilla del contrario—. Solo estoy recuperando lo que me arrebataron.

—¿Arrebataron? Ja, maldito beta—apreto sus dientes con fuerza hasta el punto en que se escuchó como chillaban—, hace cinco años que nos divorciamos...

El beta tomo la mandíbula del omega con fuerza, su rostro se había oscurecido y su mirada loca apareció. En el pasado, Xiao Zhan hubiera temblado de miedo al ver esta reacción en el beta, pero después de cinco años en dónde tuvo experiencias más fuertes, convivio con personas más aterradoras y sobretodo, su esposo que lo ayudo a ser fuerte; ya nada de lo que ese beta loco hiciera le daría miedo.

—Eres un beta inservible para mi, lo sabes, ¿verdad? No puedes darme feromonas, no puedes marcarme, no puedes embarazarme, no puedes oler mis feromonas y tampoco puedes ayudarme en mi celo —dijo el omega, logrando enloquecer al beta quien grito en frustración y lanzo una piedra que tomo del suelo a uno de los betas que sostenía al omega—. Ja, incluso no puedes ser un buen líder mafioso... Beta, te vas a arrepentir de haberme secuestrado.

El beta tiro de los cabellos del omega, pero no consiguió que el omega gimiera del dolor como en el pasado, en cambio, el omega lo miraba con tanta intensidad que no se atrevió a levantarle la mano como en muchas ocasiones lo hizo en el pasado.

—No puedes olerlo ¿verdad? —preguntó Xiao Zhan con una sonrisa perversa—. Claro que no puedes, los betas ni siquiera pueden percibir feromonas.

—¿De que diablos estás hablando?

—Feromonas de alfa.

El beta tan pronto escucho eso, tiró con fuerza la ropa del contrario hasta lograr romper la parte del hombro. Su rostro pálido volvió a salir y su mandíbula temblaba de furia al igual que sus manos, su omega, su querido esposo tenía una gran marca en su hombro que parecía que se marcó hace tiempo, pero que era renovada cada cierto tiempo.
Los betas se miraron entre sí, parecían tener miedo de la reacción de aquel beta que parecía ser el líder de aquella organización.

El beta se levantó con furia, corrió hasta tomar la escoba la cual termino partiendo en dos. El omega sabia perfectamente lo que ese beta loco quería hacer, sus impulsos siempre lo han llevado a cometer estupideces y está es una más de todas ellas...

Xiao Zhan

Podía escuchar como su alfa lo llamaba constantemente en un intento de consolarlo y en decirle que pronto volverán a estar juntos, lo peor es que no sabe si el beta enfrente suyo seguirá con vida después de encontrarse con su alfa.

Company | YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora