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𝐑𝐄𝐒𝐔𝐌𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 todo, finalmente llegó Juani, me tome la presión , tome mis medicamentos y a los quince minutos ya estaba lista. El chocolate que me había dado Simón había sido de gran ayuda.
Continué trabajando y esta vez tuve que ser muy ágil y rápida, ya que me había atrasado un poco con el incidente, pero igualmente no tarde en alcanzar el ritmo de mi compañera azu que ya iba por la 6 persona que maquillaba, solo nos quedaban tres.
𝐄𝐌𝐏𝐄𝐂𝐄 a trabajar con Enzo, le agradecí pro preocuparse, y me dijo que era lo mínimo que podía hacer. Me confesó que le había caído muy bien y que esperaba que tuviéramos una linda amistad durante en rodaje. Esto me hizo sonreír y le comenté que yo me sentía igual.
Al cabo de una rato más largo Enzo ya estaba listo, ninguno de los productos le daba alergia, su pelo estaba en el lugar correcto y todos los detalles estaban a punto. Sonreí orgullosa así que le dije que ya estaba y que podía irse.
Llame a Juani sin darme cuenta que el que me quedaba para el final era Simón. Grave error.
Con Juanito también tarde ya que tenía que planchar su pelo ruloso que yo amaba. El tiempo pareció menos ya que nos la pasamos haciendo chistes y jodiendo el uno al otro. Le agradecí como por onceava vez que fuera a buscar lo que le había pedido, y finalmente le di pase libre para que se vaya.
Agarré la lista y busqué cuidadosamente el último nombre, Simón Hempe. Que suerte! Yey!
— 𝐒imón, veni sentate porfa — le dije mientras dejaba el papel y evitaba el contacto visual.
𝐄𝐋 se acercó y se posicionó en el asiento, comencé con su pelo, le tuve que probar una peluca ya que en ese entonces él tenía el pelo un poco más corto, pero para cuando empezaran a rodar enserio se lo tenía que dejar crecer.
Era extraño volver a tocar su cabello, era suave y fino, recuerdo que él me decía que le relajaba que yo le tocara el cabello.
Rápidamente despejo esos pensamientos de mi cabeza, y continuó con mi trabajo.
— 𝐆racias por el chocolate, en serio, me re ayudaste — le digo mientras buscaba un producto.
— 𝐍o fue nada tranqui, es lo menos que puedo hacer por vos — me dice sonriendo.
Dios, él y su estúpida sonrisa.
— 𝐁ianca? — me dice despacio con voz grave.
— 𝐒i? — le digo dudosa.
— 𝐘o no quiero que pasemos todo este tiempo tratándonos mal, o mirándonos con enojo, o incómodos. Yo por lo menos no me siento así, y espero que entiendas que quiero que esté todo bien entre nosotros — dice él mientras me miraba con los ojos apagados.
