Capítulo 12

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Las tres volvieron al salón como si no hubiera pasado nada. Al llegar, se encontraron con Maya sentada en el sofá con la vista perdida en un punto cualquiera.

-Bueno, yo tengo hambre, ¿vosotras no?-quiso saber Kara tras unos segundos de silencio sepulcral.

-Si, yo también.-Esa era Lena.

-Y yo.-Afirmó Carina. Acto seguido las tres desviaron la mirada hacia la ojiazul, y al ver que no contestaba la italiana intervino.-¿Maya? ¿Tú tienes hambre?-Nadie respondió.

-¡Ay! ¿Pero a ti qué te pasa?-Sip, esa era Maya quejándose a causa del cojinazo que le acababa de asestar Lena.

-Carina te estaba hablando. ¿Te pone tan nerviosa que no puedes hablar? Madre mía, esto empieza a ser otro nivel de enamoramiento.-murmuró recibiendo una mirada de desaprobación por parte de la italiana.

-Entonces... ¿Comemos?-Exacto, esa era Kara. Yo la comprendo. Estar en una habitación en la que la tensión se puede cortar con unas tijeras debe provocar mucha hambre ¿no?

-¿Qué os apetece?-Inquirió Carina.

-A mi me da igual.-opinó la ojiverde.

-A mi también.-Comentó Maya masajeándose la zona golpeada haciendo que la pelinegra pusiera los ojos en blanco. "Exagerada" pensó.

-¿Y si cocinamos algo juntas?-Sugirió Kara.

-Gran idea. ¿Pizza?-Preguntó la italiana recibiendo varias afirmaciones.

Una vez elegido el menú se dispusieron a cocinar. Fueron todas a la cocina y Carina comenzó a sacar delantales para todas. Acto seguido, sacó una libreta, lo que hizo que Lena rodara los ojos.

-De verdad Carina, ¿No puedes relajarte ni para hacer una pizza?-Suspiró.

-Si queremos que salga bien hay que adjudicar tareas y organizarlo todo bien.-Dijo la italiana encogiéndose de hombros sin entender verdaderamente la queja de su amiga.-A ver, alguien tiene que encargarse de la masa y también hay que preparar lo que le queremos poner a las pizzas.... ¡ah! y que no se nos olvide hacer...-La italiana se vio interrumpida por Lena, que le arrebató la libreta, se dirigió a la basura y lanzó ahí dentro. Realmente era una libreta bonita, qué desperdicio...

-Déjate de chorradas. Kara, tú y yo preparamos los ingredientes para condimentar la pizza y que la parejita se encargue de las masas.-Carina iba a replicar y decir que no eran "la parejita" pero para cuando reaccionó, la pelinegra ya se había dado la vuelta y estaba a su bola con Kara.

-Pues nada... ¿Sabes cómo se hace la masa?-preguntó Carina un tanto avergonzada puesto que ella tenía apuntadas numerosas recetas en la libreta que Lena había tirado minutos antes, entre ellas, la masa para la pizza, la cual no recordaba con exactitud cómo hacer.

-Sí, era mi plato favorito de pequeña. La preparaba con mi padre. Creo que era de los pocos momentos en los que me lo pasaba realmente bien con él.-Contó mientras una lágrima silenciosa se escapaba de su lagrimal y se deslizaba por su mejilla para ser interceptada por Carina, que alargó la mano y le retiró dicha lágrima con cautela.

-Hey... No pasa nada, ¿quieres cambiar de plato?-quiso saber mientras abrazaba a la rubia de lado. Carina no lo sabía pero ese mismo momento había sido inmortalizado por Lena, que desde la otra punta de la cocina les había hecho una foto a ambas.

-No, no te preocupes, estoy bien.-Murmuró Maya mientras forzaba una sonrisa, cosa que no pasó desapercibida para la italiana.

-Ven.-Dijo y la arrastró fuera de la cocina. Kara iba a seguirlas pero se vio detenida por su novia. "Déjalas, tengo la sensación de que estas dos se entienden mejor de lo que pensamos." le había dicho.

Carina subió con Maya agarrada del brazo hasta su habitación situada en la parte de arriba de la casa.

-Carina, de verdad que estoy bien.

-Siéntate.-Ordenó desde su cama palmeando el lugar situado a su lado invitándola a que lo ocupara y así lo hizo.

-Escúchame, no puedo decir que entienda a la perfección como te sientes con tu padre pero si puedo decirte que, cuando algo te está afectando mucho lo mejor que puedes hacer es sacarlo. No intentes contenerte por sentir que así eres más fuerte porque lo único que conseguirás hacer es consumirte. Tienes que hablarlo con alguien. A veces, la fuerza no radica en guardar silencio, sino en encontrar la valentía para compartir nuestras experiencias y buscar ayuda. Puedes confiar en mí, y juntas podemos encontrar una solución o al menos aliviar un poco tu carga. Estoy aquí para ti si necesitas hablar de ello. No quiero que sientas que debes guardarlo, Maya. Por favor, habla conmigo.-Finalizó Carina y acto seguido Maya se derrumbó en sus brazos. Comenzó a llorar recordando todas aquellas cosas que había estado guardando todos estos años.

Y así apoyada sobre el regazo de Carina mientras esta última acariciaba sus rubios cabellos y soltaba alguna que otra palabra tranquilizadora, pasaron los siguientes 15 minutos.

Cuando la italiana notó que Maya comenzaba a tranquilizarse, comenzó a hablar.

-La verdad es que todos enfrentamos momentos oscuros, pero eso no significa que tengas que enfrentarlos sola. A veces, simplemente necesitamos liberar esas emociones para poder ver con claridad y encontrar la fuerza para seguir adelante. Puedes contar conmigo en cada paso del camino.-Hizo una pausa.- Y recuerda, no estás definida por las acciones de tu padre. Eres una persona fuerte y valiente, capaz de superar cualquier adversidad. Estoy aquí para ayudarte a encontrar esa fuerza interior ¿vale?-preguntó la italiana con ternura recibiendo un asentimiento por parte de su compañera. Se incorporó y agarró un paquete de pañuelos y se los tendió a lo que Maya respondió con una sonrisa de agradecimiento.

Una vez la ojiazul se hubo lavado la cara, ambas bajaron juntas para encontrarse a las otras dos abrazadas en el sofá viendo la tele.

-Las pizzas ya están en el horno, al ver que no bajabais decidimos hacer la masa nosotras. Espero que por lo menos os hayáis besado... Eso si, me molesta habérmelo perdido...-Reflexionó Lena obteniendo una franca carcajada por parte de su novia y un rodamiento de ojos por parte de la castaña. Maya se limitó a sonreir de lado y a negar levemente.

Ambas avanzaron y se sentaron en el sofá para esperar todas juntas a que la pizza estuviera lista para comer.

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Pobre Maya... ¿creéis como Carina que debería hablarlo más?



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