Capítulo 13

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El temporizador del horno sonó haciendo que las chicas se sobresaltaran. Carina se levantó a sacar las pizzas y Kara y Lena se dispusieron a poner la mesa. Maya ayudó a Carina en la cocina y se dispuso a coger las bebidas para llevarlas al comedor. 

-¿Vosotras qué bebéis?-Preguntó asomando la cabeza por la puerta de la cocina. 

-Yo Coca-cola.-Esa era Lena.

-Yo Fanta por favor.-Y esa Kara.

-¿Carina?

-¿Hmm?

-Que qué quieres beber.-enunció la rubia sonriendo de lado por lo concentrada y despistada que parecía la morena mientras cortaba la pizza. 

-Ah, zumo por favor.-Afirmó un tanto avergonzada la italiana. 

-Marchando.-Canturreó la rubia que ya estaba de mejor humor. 

Sacó las bebidas y cuando se disponía a llevarlas, se percató de que Carina se había manchado con tomate en una mejilla. "Es adorable" pensó y automáticamente se reprendió por pensar tal cosa. Se acercó a la italiana, servilleta en mano y pretendía limpiarla cuando la castaña dio un brinco debido a la inesperada proximidad. 

-Tienes tomate.-Explicó Maya mientras señalaba la mejilla recibiendo un tímido "Oh..." como respuesta por lo que procedió a limpiarla. 

Una vez hubo terminado, Sus miradas se cruzan, y en ese momento, el mundo parece detenerse. Los ojos castaños y azules se encuentran, creando una conexión intensa que no pueden ignorar.

Se acercan lentamente launa a la otra, sus rostros a solo centímetros de distancia. La tensión en el aire es palpable, y parece que están a punto de sellar ese momento con un beso.

Justo cuando sus labios están a punto de tocarse, el sonido de risas y voces se acerca. Ambas dan un paso atrás, sus miradas aún fijas la una en la otra, pero la magia del momento se rompe.

Resulta que Kara y Lena han terminado de poner la mesa y se acercan a la cocina, riendo y charlando animadamente. Las dos intentan disimular su incomodidad, pero la interrupción ha cambiado la dinámica del momento íntimo.

-¿Interrumpimos?-Interroga Lena mientras se cruza de brazos y levanta una ceja como solo ella sabe hacer. 

-No, no, ya estamos terminando, Maya, ¿puedes llevar las bebidas al comedor por favor?-Inquiere la italiana bastante nerviosa, hecho que no pasa desapercibido para la ojiverde, que mira a su novia, la cual asiente entendiendo lo que quiere decirle.

-Yo te ayudo May.-Dice felizmente la rubia. 

-Gracias Kara.-Responde la susodicha mientras se da la vuelta rápidamente, y tan rápidamente que tropezó con su propio pie y casi se come el suelo. Carina hizo amago de frenarla pero se detuvo al ver la mirada que le estaba lanzando Lena. Decía algo así como "De esta no te libras italiana". 

Una vez las dos rubias abandonaron la habitación, Lena arrimó la puerta y se acercó a su amiga mirándola acusatoriamente. 

-La has besado.

-No es verdad.

-Pues casi. 

La italiana guardó silencio, por lo que la ojiverde continuó.

-¿Acaso has olvidado lo que los cabrones de Oliver y Jack te hicieron Carina? ¿No recuerdas lo mal que lo pasaste por su culpa? Estabas destrozada.-Recordó Lena.

-Claro que me acuerdo Lena pero no fue ella. Como tú has dicho, fueron Oliver y Jack. De todos modos, no pretendo besarla, no te preocupes. Ha sido una tontería. Me manché la mejilla y ella me la limpió, ya está. Me dejé llevar por el momento y no debí hacerlo pero te aseguro que no irá a más.-Sentenció la morena. 

-Carina, cielo, ¿A ti te gusta Maya?-Esa pregunta tomó completamente por sorpresa a la italiana que no lo vio venir. ¿Le gustaba Maya? No podía gustarle Maya. No justo ella. No, no le gustaba. Y aunque hubiera una mínima posibilidad de que eso fuera así, pensaba enterrarlo bajo tierra, con doble candado y tirar las llaves por un precipicio. 

-Eso da igual.-Acabó por responder. 

-Cari...

-Len, no pasa nada ¿vale? No me gusta Maya, nunca me ha gustado y nunca me gustará. 

-No quiero que salgas herida con toda esta situación, no quiero verte mal otra vez. 

-No va a pasar nada, no te preocupes.-Finalizó Carina mientras se acercaba a Lena para darle un abrazo que recibió de buen gusto. Aún con sus más y con sus menos, estas dos eran inseparables. Siempre habían estado la una para la otra. Desde que una vez un niño tiró a Carina de un columpio en la guardería y Lena al ver a Carina llorando en el suelo hizo que el niño diera una voltereta sobre si mismo aún sobre el columpio y cayera al suelo, hasta hoy.  Nunca se han dado la espalda y siempre han sido un apoyo incondicional para la otra. 

Se separaron  y se dirigieron al comedor, donde encontraron a las dos rubias charlando como si se conocieran de toda la vida. Estaban tan enfrascadas en la conversación que no advirtieron la llegada de las otras dos que rieron y se sentaron a comer todas juntas.  Carina aprovechó ese momento para fijarse en cómo sus amigas habían decorado la mesa. 

Un mantel blanco impecable cubre la superficie, aportando elegancia y creando un lienzo perfecto para la experiencia culinaria. En el centro de la mesa, una hermosa fuente de cerámica llena de aceitunas verdes y negras crea un toque mediterráneo. Decidieron ponerlas así para que cada una pudiera poner la cantidad de aceitunas deseadas en su pizza. 

En la parte central, un ramo de girasoles frescos se encuentra en un jarrón de cristal, aportando un toque de color y frescura al ambiente.

La vajilla es sencilla pero elegante, con platos blancos dispuestos de manera ordenada. Juegos de cubiertos de acero inoxidable y servilletas de tela dobladas con precisión añaden un toque refinado a la mesa.

En el centro de cada plato, reposan servilletas de tela dobladas de manera artística, listas para envolver una porción de pizza recién salida del horno. 

Decidieron poner una película en la gran tele situada en la pared del comedor. El padre de Carina se había empeñado en colocar una televisión ahí afirmando que sería muy útil en las comidas para crear ambiente. 

Estuvieron un rato debatiendo cuál poner y al final acabaron decidiéndose por Mean girls. Le dieron al play y comenzaron a comer.

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Ahora me apetece una pizza, ¿a vosotros no? 


Little big coincidencesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora