- "¡Clemont! Donde mierda estás? ¡Ven aquí inmediatamente!" - la mañana de un nuevo día surgía en la región de Kalos. En los suburbios de ciudad Luminalia, un grito sacudía toda la casa del rubio originario de Kalos.
- "¿Qué...que pasa papá?" - un Clemont confundido y temeroso cruzaba el umbral de la puerta de la cocina y entraba en la sala de la cual había salido el grito. Allí le esperaba su progenitor con un aparato electrónico en la mano y una cara de pocos amigos.
- "¿Qué se supone que significa esto? ¡Tendría que estar arreglado y ni siquiera lo has tocado!" - el joven observaba con disgusto y sorpresa como se había olvidado completamente de arreglar el encargo que su padre tenía que devolver ese día. Habría cumplido con el encargo sin problemas pero sus últimas tardes estuvieron completamente ocupadas por entrenar a sus Pokemon. Su deseo de hacerlo lo mejor posible y no defraudar a Ash le hizo perder la noción de todo lo demás.
- "Yo...esto...lo haré inmediatamente papá, lo siento mucho" – dispuesto a arreglar su error inmediatamente, Clemont se aproximó a su padre con la intención de tomar el objeto y llevárselo para arreglarlo lo más rápido posible. Para su disgusto, apenas había alzado la mano en dirección al objeto cuando su padre la detuvo a medio camino, apretando con fuerza su brazo y arrastrando a Clemont hacia él.
- "¿Qué cojones se supone que estuviste haciendo?" - las palabras salían de la boca del mayor con veneno al mismo tiempo que apretaba más el brazo del rubio, haciendo que una mueca de dolor apareciera en su cara. - "No habrás estado otra vez con esa mierda de batallitas ¿no?" - Clemont no tuvo tiempo de responder cuando un golpe seco lo golpeó en la cara, dejándolo tirado en el suelo. Inmediatamente un picor ardiente surgió en su mejilla izquierda mientras miraba sorprendido al causante del daño. - "¿Cuándo será el maldito día en el que entiendas que jamás lograrás nada?" - las palabras salieron como cuchillos de la boca de su padre y se clavaron directamente en el pecho de Clemont. Tras esto, el mayor depositó el objeto en la pequeña mesa de la cocina y abandonó la estancia diciendo – "Arregla esto antes de que vuelva" -
A pesar de que el adulto ya había abandonado el edificio hacía unos minutos, Clemont seguía sentado en el suelo mientras acariciaba su rostro adolorido con tristeza. No era la primera vez que su padre le ponía la mano encima y no sería la última. Cada vez que el joven entrenaba o pasaba tiempo con sus Pokemon en vez de estar estudiando o arreglando cosas, las caras de enfado y el rostro adolorido aparecía sin tardanza. Le dolía pensar que el causante de todo este daño era de su propia sangre. En su más profunda infancia jamás pensó que esto podría pasar pero tras la muerte de su madre, estos sucesos se repetían una y otra vez. A veces quería hacer un acto de valentía y dejar todo atrás pero siempre se calmaba y aguantaba por el bien de su hermana ya que solo no podría cuidarla. Además, muy en su interior, le dolía pensar que debía abandonar a su padre, a sangre de su sangre. Aún así, sabía que algún día tendría que cambiar y tomar una decisión. No podía seguir dejando que abusase de él por siempre. Con algo de dolor se incorporó y tomo el objeto que había sido depositado en la mesa para arreglarlo. Acto seguido se encaminó al taller de la tienda que estaba pegado a la casa. Justo cuando se disponía a salir, la melodía del teléfono fijo de su casa empezó a sonar con insistencia. Dando un suspiro dió media vuelta y respondió la llamada.
- "¡Clemont! Soy Ash" – la voz de su amigo resonó al otro lado de la línea, recordándole en el proceso que había quedado para hablar con él de las historias de ambos. Siempre le había costado abrirse con los demás pero con Ash todo había sido diferente desde el inicio. La energía que desprendía el chico le hacía sencillo hablar con él de lo que fuese y sentía que podía confiar en él para lo que quisiese. Es por eso que había accedido a contarle todo lo que el originario de Kanto quisiese saber. Además, el también sentía curiosidad por saber cosas del pasado de Ash y sabía que si preguntaba Ash no dudaría en responder. En específico había una duda que había rondado su mente desde que descubrió que era el actual campeón de su región. No tenía sentido que siendo campeón abandonase su región y se uniese a una escuela común y corriente. La mayoría de las futuras promesas en batallas se dedicaban a aprender y viajar tras convertirse en campeones nacionales. Jamás volvían a pisar una escuela como tal y como mucho acudían en algunas ocasiones o cuando debían defender su título frente al nuevo campeón. Es por eso que no tenía sentido que Ash estuviese en Kalos estudiando como alguien normal por lo que sabía que había una historia detrás.
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Kalos, un nuevo comienzo
RomanceAsh Ketchum,un joven entrenador pokemon se traslada a vivir a Kalos con el propósito de continuar su vida estudiantil en esta región y de conseguir nuevos amigos y quien sabe, ¿quizá el amor? ¡Entra y descubre que aventuras le ocurrirán en esta regi...