El primer día

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Un nuevo amanecer sucedía en la región de Kalos. En un pequeño pueblo de la región una familia estaba desayunando mientras hablaban de cómo sería el día de hoy. Ash Ketchum estaba emocionado puesto que hoy, al ser su primer día de clase, tendría la oportunidad de hacer nuevos amigos, aparte de que cenaría en la casa de una vecina donde vivía una chica de su edad con la que esperaba llevarse bien. Aún recordaba a esa chica que conoció en Pueblo Paleta en una cena de vecinos, la cual fue una gran amiga para él y a pesar de que sus caminos se separaron de la forma más cruel posible, todavía recordaba con cariño los buenos momentos vividos juntos. Decidió dejar esos pensamientos de lado para centrarse en terminar de desayunar y así poder irse andando al colegio. Lo que no esperaba es que, antes de salir corriendo con pikachu, su madre los detendría para informarles de algo que no les iba a gustar...

- Pikachu no puede ir contigo. Las normas de la escuela dicen que los pokemon deben permanecer dentro de sus poke balls durante el tiempo escolar y solo pueden estar libres cuando el director informe de lo contrario. Sé que tú y Pikachu no podéis cumplirlo así que tendrás que dejarlo en casa hasta que vuelvas – La mirada de decepción se podía apreciar perfectamente en el rostro de los dos pero nada podían hacer ante las normas de la escuela así que Pikachu salto del hombro de su entrenador para entrar nuevamente en la casa. El azabache se despidió y estaba a punto de salir corriendo cuando fue detenido nuevamente por Delia.

- ¿A cuántos pokemon llevas? –

- Pues tengo a Charizard, Staraptor, Corphish y Snorlax – contestó el azabache extrañado.

- Deja a Snorlax aquí, aparte de que puede tener hambre y ocasionar algún desastre, solo puedes tener tres pokemon en la escuela – Ash comprendió lo dicho por su madre y tras entregarle la pokeball de Snorlax y despedirse, pudo irse por fin hacia su destino.

Pueblo Boceto – Casa de Serena - Varios minutos antes

- ¡MAMÁ! – Una joven pelimiel se despertaba molesta y dando gritos por la forma que su madre había adquirido estos años para despertarla. A pesar de haberle dicho que la despertase normal, su madre siempre ordenaba a su Fletchling que la despertase de un picotazo, cosa que a la Kalosiona no le hacía ni pizca de gracia.

- ¡Levántate y vístete o tus amigos te dejaran ir sola por llegar tarde! –

- ¡Esta bien, pero el día que me despiertes con un "Buenos días cariño" será el fin del mundo! –

- Si hiciese eso no te levantarías nunca, que duermes más que un Snorlax... – Grace se reía mientras veía como su hija bajaba las escaleras totalmente despeinada y con una cara de pocos amigos que delataba su molestia, molestia que desapareció en el momento en que vio el desayuno sobre la mesa. Después de desayunar fue a vestirse. Su vestimenta consistía en: una falda roja, una camiseta negra con bordes blancos y unos zapatos negros. Después de despedirse de su madre, la cual le recordó que no hiciese planes por la tarde ya que debía ayudarle a preparar la cena para sus vecinos, salió corriendo en dirección a la salida del pueblo donde ya le esperaban sus amigos para irse andando juntos al colegio.

Instituto Luminalia

Ash había llegado sin problemas a su nuevo colegio y, repasando lo que le había dicho su madre la noche anterior, se dirigió al despacho del director donde este le daría la bienvenida y le indicaría en que clase estará. Durante su trayecto al despacho, el kantoniano pudo apreciar lo grande que era el complejo escolar y no pudo evitar sentirse atraído al ver un campo de batalla rodeado por gradas en donde perfectamente podían estar muchos alumnos. Tras pasar por la secretaría del colegio llegó al despacho del director donde, tras pedir permiso, pudo entrar.

Kalos, un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora