7 ; enzo & matías

17.7K 759 455
                                    

advertencia: trío, +18

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

advertencia: trío, +18

Mi celular vibró una y otra vez, enloquecido por los mensajes del grupo del reparto. Como Enzo ya estaba leyendo los mensajes, no me preocupe por agarrar el teléfono, concentrada en mi delineado.

—Chiquita —y hablando del diablo, mi novio se apoyó en el marco de la puerta del baño.

—¿Qué? —pregunté, centrada en la raya perfecta, estirada sobre el lavabo para mirar bien.

—No vamos a ir al boliche —dijo; gracias a Dios la línea había salido perfecta, porque creo que el cuello nunca se me había girado tan rápido.

—¿Por qué?

—Se largó a llover mal.

Apagó el celular, alzando la cabeza para mirarme. Una sonrisa se extendió en su cara, mostrándome esos hoyuelos que me volvían loca. 

—Pero que linda  —halagó, acercándose.

—Ya me había arreglado —hice un puchero, cediendo a su toque. 

Enzo era bastante más alto que yo, de unos años mayor que yo. Con 25 años, me consideraba afortunada de vivir una vida junto a Enzo, que tenía 30. Salíamos hace un par de años, pero ya era conocido de la familia de antes, solo que jamás habíamos hablado mucho. 

—Los chicos también —sus manos recorrieron mi cadera hasta subir a mi cintura, disfrutando la tela áspera del corsé rosa—. Están re calientes.

—¿Tanto llueve? —cuestioné, todavía ilusionada de salir al boliche. 

—Mucho —afirmó, dejando un beso en mi boca. 

—¿Por qué no les decís que vengan para acá?

Él tarareó, considerando la idea. Sacó su celular y mandó rápido el mensaje, solo para poder apagarlo de vuelta y besarme una vez más.  

A pesar de la triste noticia, no pude evitar sonreír, devolviendo el beso. Muy paciente, a diferencia de mí, las manos de Enzo bajaron suavemente hasta abajo de mi pollera, alzándome desde la cadera para sentarme en la mesada del lavabo. 

Sus dedos, largos y gruesos, masajearon la piel de mis muslos, haciendo presión con sus yemas para poder después besar cualquier marca que quedara. Subió peligrosamente la pollera, dejando ver la tela verde que cubría mi intimidad. Soltó un gemido lastimero, clavando sus ojos mientras mordía su labio inferior.

—Sos re mala —se quejó—. Sabés que el verde es mi favorito.

Y eso lo desesperó un poquito, comenzando a bajar sus besos por mi cuello mientras su mano sostenía un puñado de mi pelo suavemente hacia atrás, solo para revelar la extensión de mi piel. Sin quedarme atrás, una de mis manos se aferró a su nuca mientras se encargaba de dejar una hilera de besos húmedos que terminarían resultando en chupones. 

ONE SHOTS, lsdln castDonde viven las historias. Descúbrelo ahora