19 ; simón hempe

8.3K 489 83
                                    

advertencia: +18

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

advertencia: +18

Siempre había disfrutado de las mañanas, sobre todo las mañanas primaverales, ya cercanas al verano. De esas que abundaba la brisa, combinando con la acogedora luz solar. Sin embargo, había aprendido a amar todas las mañanas cuando era Simón el que me acompañaba en ellas. 

A los dos nos gustaba despertarnos a contemplar el amanecer, sobre todo ahora que estábamos en Montevideo, vacacionando con nuestros amigos. Sin embargo la noche anterior nos habíamos quedado hasta tarde, compartiendo un par de cervezas, anécdotas y risas con los demás. 

Por mi parte, había tenido una noche aún más intensa de la mano de las novias de los amigos de Simón. Éramos un grupo grande, nos conocíamos entre todos hace prácticamente tres años, por lo que también podría considerarlos amigos cercanos a mí; sin embargo, por cuestiones de la vida, también me había hecho muy cercana a sus novias. 

Era normal que pasara tiempo con Victoria, Paula, Alfonsina y Malena, las más presentes en las reuniones: anoche no había sido la excepción. Pero, entre tragos y aplicaciones, nos habíamos dado cuenta de algo preocupante: la pérdida de mi periodo. 

Dos cosas me lo habían recordado: Alfonsina y nuestro ciclo coordinado, y el aviso tardío de mi aplicación. 

Male lo había sugerido en chiste, pero las demás se lo habían tomado muy en serio: así fue como terminé haciéndome una prueba de embarazo que, a pesar de mis deseos más profundos, no lograba recordar donde lo había dejado, ni el resultado que había salido en él. 

Abrí los ojos, los eventos de la noche pasada disueltos en mi memoria. 

La tenue luz solar me hizo pensar que no había pasado mucho de haber amanecido, y que tampoco había dormido tanto como me hubiera gustado pensar. El sueño aún me colgaba sobre los ojos, pero me removí suavemente.

El brazo de Simón, aquel que sostenía mi cintura contra su cuerpo, apretó suavemente ante mi movimiento, perdido en el sueño todavía. Su cuerpo cálido se acopló a la perfección contra el mío, manteniéndome en cucharita contra él. 

Me pregunté qué pensaría él sobre un próximo y primer miembro de la familia de parte de ambos, pero precipitarme era demasiado, si ni yo sabía que había sido de ese test. Podía ser cualquier cosa: el estrés del trabajo, un simple cambio hormonal, o un retraso cualquiera, si yo no era tan regular tampoco. 

No sabía si le estaba buscando excusa o solución al problema, pero todo pensamiento sobre el tema se fue al sentirlo atraerme más contra su torso, intentando romper cualquier distancia formada entre nuestros cuerpos: una tarea que resultaba imposible sin sacar lo que a ambos nos separaba. 

La ropa. 

Estaba ovulando, definitivamente, porque de ahí en más mi mente se perdió en la cálida sensación de su piel aferrándose a la mía, su cachete apoyado en la espalda de mi hombro, su respiración rozando mi pelo. Sus manos aferradas a mí, a mis costillas, a mi ser. 

ONE SHOTS, lsdln castDonde viven las historias. Descúbrelo ahora