Capítulo 20: Dibujo

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Antes de comenzar les recuerdo lo importante que son los comentarios  para mí

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Antes de comenzar les recuerdo lo importante que son los comentarios  para mí. Me ayudan a que la historia de Eisherz crezca y llegue a más personitas. No quiero ponerme pesada con este tema porque voy a seguir actualizando igual, solo que es verdad que cuando leo los comentarios y veo lo que piensan con cada escena, me emociono mucho más y sé qué les está gustando y en qué estoy fallando.

Bueno, sin dar mucho la lata, disfruten el capítulo que se vienen revelaciones.

*sorbito de café*

❄️❄️❄️❄️❄️❄️

Salí un rato para estirar las piernas. Llevaba toda la mañana sentada en mi despacho, comparando los datos que había recopilado hace un par de días, con los estándares y referencias establecidas en nuestro campo, en busca de desviaciones que pudieran requerir una atención inmediata.

El aire estaba húmedo. Me percaté de qué nubes oscuras estaban tapando los rayos de luz del sol. En el parte meteorológico de esa mañana, estaba segura de que no habían dicho que se aproximaba lluvia. De haberlo sabido, me hubiera puesto unos zapatos más adecuados, no unas sandalias como las que llevaba en ese instante.

Escuché el maullido de un gato que se aproximaba hacia mí. Era de color negro con un par de manchas color café dispersas por su cuerpo. El animal comenzó a dar vueltas en mis piernas mientras seguía maullando.

Admito que por un momento pensé en la posibilidad de que fuera Aren, pero deseché el pensamiento al instante. No podía estar asustada de cada animal que viera por culpa de ojos rojos.

—¿Tienes hambre? —le pregunté mientras me tocaba los bolsillos de la bata. Estaba segura de que me quedaba uno de los paquetes de galletas que guardaba para emergencias.

El gato seguía maullando y yo no encontraba nada en mi bolsillo. Lo más probable es que me lo hubiera comido y no me había dado cuenta. Pero bueno, guardaba un par más en el bolso.

Me agaché frente a él y le acaricié un poco.

—Espera aquí un momento. —Sonreí, poniéndome de pie—. Ahora regreso.

Caminé de vuelta hacia la puerta principal de la empresa y, en cuanto la abrí, el gato salió disparado por entre mis piernas hacia dentro.

—¡No, espera! —no estaba segura, pero me parecía que en Alcor no se permitían animales.— Detente ahí.

Intenté llamar su atención de nuevo, pero el gato corría por el pasillo donde estaba el laboratorio y la oficina del cavernícola. Enseguida le caí atrás antes de que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando, pero sucedió algo que no estaba en mis planes: la puerta de la oficina de mi jefe se encontraba entreabierta.

EisherzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora