Aparté mis labios de los de Aren con lentitud. Sentía la mirada de Eisherz sobre mi nuca. No sabía qué pensamientos cruzaban su mente en ese momento y, de alguna manera, dudaba si realmente quería descubrirlo.
Ojos rojos parpadeó. Una mezcla de alivio y preocupación se apoderó de mí.
—¿Aren? —pregunté, zarandeándolo por los hombros ahora que ya no sentía su cuerpo rígido como una piedra— ¿Estás bien?
El chico se reincorporó, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas. Pasó una mano por su cabello y luego me miró, sus labios ensanchándose en una sonrisa, en una sonrisa genuina, llena de gratitud y afecto.
Oh Dios. Yo había besado esos labios.
—Sabía que cumplirías tu promesa. —afirmó. Un nudo se formó en mi garganta, amenazando con desatar mis lágrimas nuevamente. Lo atraje hacia mí y lo abracé con fuerza, tratando de contener mis emociones.
—Maldito idiota. —balbuceé.
—Dos abrazos en menos de una hora. —bromeó, envolviéndome con sus manos por la cintura— Como que se te está haciendo costumbre, terroncito.
Una carcajada escapó de mis labios sin poder suprimirla. Supongo que ese era el efecto que Aren tenía sobre mí.
Alcé la mirada y la crucé con la de mi chico, quién nos observaba desde al lado de las camillas, justo donde lo había dejado. A pesar de que sus ojos parecían tristes, sus labios se curvaron levemente en una suave sonrisa. Sabía que él también se sentía feliz porque Aren hubiera recuperado la consciencia, pero no podía ocultar la preocupación por mi estado.
Qué hubiera besado a Aren, era lo de menos para Eisherz, lo sabía. Él se veía más preocupado por lo que podría hacer yo ahora que sabía que su corazón, el corazón de mi hermano, estaba muriendo.
—Lamento interrumpir vuestro momento —profirió Heath desde el centro de la sala— pero es mi momento de marcharme ahora que mi trato con el mundano se ha cancelado.
—¡No, por favor! —exclamó mi jefe de rodillas frente al Supremo— ¡Dame otra oportunidad! Puedo seguir experimentado con él y... —sus palabras eran un eco desesperado, llenas de angustia y súplica.
—Usted mismo dijo que no había nada que pudiera hacer para revertir el deterioro del corazón humano. Nuestro pacto esta roto.
—¡Por favor! —sus lágrimas descendían sin parar mientras agarraba la túnica del ser— Al menos —suspiró, tomando aire— podrías darme los órganos que tenías para mi hija. Hice todo lo que estaba a mi alcance para poder ayudarte. Solo que no puedo experimentar con algo que no está a mi alcance.
El Supremo, implacable, sostuvo la muñeca de Elías que se aferraba a su túnica, y la apartó con desdén.
—Nuestro pacto, y leo, planteaba lo siguiente: —una hoja blanca se materializó frente a ambos cuando el supremo hizo un movimiento con sus dedos, como un testigo tangible de su contrato— "... ... solamente si el humano logra descubrir el medio por el cual el Ramarak pueda subsistir con el corazón de un ser mortal durante el tiempo estimado de vida de esa especie, el Ramarak honrará su palabra y restaurará la vida de la hija del humano por medio del método que se considere apropiado y acorde con nuestra naturaleza ancestral." —Heath hace desaparecer el papel— en este caso, era la creación de nuevos órganos. Pero cómo su parte del trato no está cumplida, esos órganos ya son inservibles y serán destruidos.
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Eisherz
Fantasy«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.» Desde el día en que Madison descubrió al chico que se encontraba congelado en el sótano de su casa, cayó perdidamente enamorada de él. Sexy, deslumbrante y con una belleza ca...