Capítulo 11

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Días después...

Ester Pov.

No había venido a la empresa de mi familia desde hace días, porque desde que regrese me la vivía ahí o administrando la finca.

— Buenos días, Srta. Expósito — cada persona que caminaba cerca mío me saludaba.

— Buenos días — a veces solo asentía.

Mi secretaria me esperaba a un lado del ascensor.

— Buenos días — me saluda y solo asiento, me quito los lentes de sol y la miro.

— ¿Qué tengo para hoy?, Perla — las puertas se abren y entro enseguida con ella a mi lado.

— El día de hoy no hay muchos pendientes, su hermano ha solicitado que lo vea en su oficina — ruedo los ojos.

— Que venga él a la mía, no soy yo quien quiere hablar con él — ella asiente.

— Su padre ha dicho que hoy no vendrá a la empresa y que si hay algún problema que nadie pueda solucionar que se comuniquen con él — la mire.

— ¿No dijo porque no viene? — ella negó.

Qué mi padre no llegara era raro porque siempre se la pasa trabajando y no era mucho de faltar más de dos días en la empresa, está era la tercera vez.

Las puertas del ascensor se vuelven a abrir en el último piso que era donde estaban las oficinas de mi padre, mi hermano, la sala de juntas y la mía.

Justo estaba por ingresar a mi oficina cuando noto que estaban moviendo unos muebles enfrente y que habían preparado una nueva oficina.

— ¿Qué está sucediendo? — le pregunto a Perla.

— Su padre ordenó hacer una oficina para la nueva socia de la empresa — la miro confundida.

— ¿Desde cuándo tenemos nuevos socios y no se me avisó? — Perla parece temblar en su lugar al escuchar mi tono de voz. — ¿Quién decidió esto? — suspiro e intento calmarme.

— Bueno, el trato se firmó hace tres días y usted dijo que nadie debía molestarla — mira hacia cualquier lado menos a mis ojos. Sé lo que dije pero esto no debía ser pasado de alto para mí. — Su hermano nos ordenó no decirle, dijo que quería que fuera una sorpresa — dice rápidamente.

Agh, Estaban.

— ¿Dónde está mi hermano? — ingreso a mi oficina para dejar mi bolso. — ¿Qué es esto? — miro un ramo de flores en mi escritorio.

— Un repartidor vino hoy, dijo que eran para usted pero no dijo de quién — aclara rápidamente.

Tomo la nota y ruedo los ojos al leer lo que dice.

"Anémona y jacinto azul

son las flores de mi jardín

que cultivé con mi cariño

para ofrecértelas a ti."

— ¿Quién envío esto? — ella se encoje de hombros. — De seguro fue la tonta de Montalvo, solo a ella se le ocurren cosas así — tomo más flores y se las doy.

— ¿Qué hago con ellas? — pregunta confundida.

— Te las puedes quedar o echarlas a la basura, no lo sé — camino a mi silla y ella me mira confundida. — No me mires así, no las quiero cerca mío y ahora ve a hacer lo que te pedí — ella asiente y se va con más flores entre sus manos.

Tenía mucho trabajo acumulado por no venir algunos días a la empresa y debía empezar ahora para llegar a tiempo para la cena en casa.

Minutos después...

Tierra prohibida (Ester Expósito y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora