Capítulo 12

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Semanas después...

_______ Pov.

Estaba en casa, hoy no iría a la empresa ya que tenía que encargarme de pasar el domingo familiar con mis abuelos.

— ¿Cómo te va con la empresa? — mi abuelo bebía de su vaso de sandía, mi abuela nos prohibía tomar alcohol los sagrados domingos.

— Perfectamente, hemos expandido más nuestras ventas locales — sonríe en grande.

— ¿Cómo va esa alianza con Esdras? — en su voz se puede notar el desagrado.

En un principio mi abuelo no estuvo de acuerdo en hacer a los Expósito nuestros socios pero no pudo hacer mucho pues lo convencí con todas las ventajas de esta unión.

— Bien, ambas familias comenzamos a idear el plan de como avanzaremos a partir de ahora y cambiar nuestros métodos de ventas — él asiente.

— No debes dejarte ganar por su métodos, son mejores los nuestros, por algo estuvimos siempre antes que ellos — asiento tomando de mi vaso con el mismo contenido que el de él.

— Dejen de hablar de trabajo, hoy es un día para disfrutar en familia — mi abuela nos regaña a ambos.

— Ya hemos terminado, amor — le sonríe inocentemente.

— _________, Marty ha llegado con las cosas, ve a ayudarle — asiento y me levanto de mi lugar para ir con Marty.

— Odio hacer los mandados, ¿Por qué no vas tú? — se quejaba cuando llegué y me miró.

— Porque mi tarjeta sufre cada vez que haces los mandados — dije divertidamente.

— Odio que tengas razón — me da unas bolsas llenas de lo que había traído. — Me he comprado unos grandiosos bolsos, no quería salir de la tienda — ruedo los ojos.

— No hagas que me arrepienta de haberte dado mi tarjeta — ella me mira feo.

— No fuera Ester que a ella si le darías tu tarjeta y no te quejarías si te la deja en cero — me reí porque siempre eran las mismas quejas.

— Está bien, está bien — alzo las manos en forma de rendición. — ¿Cómo te fue? — le ayudo con las bolsas.

— Me encontré con Álvaro Rico, es guapo pero no tanto — la miro con una ceja alzada. — He escuchado por ahí sin querer que ha regresado con su esposa a la hacienda de sus padres, la tipa llevaba una niña consigo — ya sabía que su sin querer era que se escondió entre los estantes para escuchar el chisme o fingía observar algo mientras escuchaba atentamente.

— ¿Cuál es el punto? — entramos a la casa con las bolsas.

— Que alguien no estará muy feliz de verlos a ambos, y que entiendo que el tipo este guapo pero tú estás mejor — ruedo los ojos.

— No vas a convencerme para que te deje mi tarjeta permanente — ella se queja.

— Eres una tacaña, pensaba ayudarte a conquistar al ogro que tiene por hermana Esteban y tú me pagas así — seguía quejándose.

— Pero... Puedo darte una propia — ella corre a dejar todas las cosas y se tira encima mío.

— Gracias, gracias — me abrazaba y besaba las mejillas al mismo tiempo.

— Si, si, ya quítate — la alejé de mi.

— Niñas, ¡Échenle ganas con las cosas! — ambas le llevamos las bolsas a mi abuela. — ¿Por qué tardaban tanto? — nos mira seriamente.

Tierra prohibida (Ester Expósito y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora