II

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Hogwarts

Cloé Monet

Me levanté por la madrugada con la garganta seca, sabía que las posibilidades de obtener una taza de té a estas horas era imposible. Aún así salí de las mazmorras en camino a la cocina, solo que al estar oscuro me désorienté completamente.

—La cocina debe estar cerca del comedor.— Dije con obviedad, encendiendo la luz de mi varita.

Deambulé por unos cuantos pasillos girando mi cabeza cada cierto tiempo para evitar ser atrapada por un prefecto.

(¿No es muy tarde para caminar por Hogwarts?) (¿Que hora es?) Escuché decir a los adormilados retratos en un eco a través del frío ambiente.

—Mierda, creo que no era por aquí.— Susurré dando la vuelta para regresar por dónde había entrado.

—Apague su varita, señorita, algunos tratamos de dormir.— Me detuve frente al retrato de un viejo gruñón que vestía un ridículo gorro y pijama de rayas azules.

—Disculpe.— Apagué la luz de mi varita y caminé a la luz de la luna, cuando un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

—¿A dónde va, señorita Monet?— Una voz grave detrás de mi preguntó. —¿Que hace tan lejos de las mazmorras, a esta hora?— Di media vuelta y era... Tom Riddle.

Riddle, es un estudiante tirano, amante de la obediencia y supremacía, quien también resultó ser el prefecto de Slytherin. Se encargaba de patrullar los corredores y asegurarse de que los estudiantes no rompan el toque de queda.

—Y-yo, me encuentro sedienta, quería ir a la cocina a conseguir un poco de té.— Señalé detrás de mi.

—La cocina está del otro lado, señorita Monet.— Su postura era dura y apática.

—Oh. Bueno, por si no sabías, soy nueva en este instituto, es fácil para mí perderme en el castillo.— Crucé mis brazos sobre mi pechos.

—No te excuses, conoces muy bien las reglas... O necesitas que las repita hasta que se graben en tu cabecita hueca.— Dijo en un tono severo y autoritario.

—No necesita repetirlo, acataré las reglas, señor Riddle

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—No necesita repetirlo, acataré las reglas, señor Riddle.— Tragó en seco, al escucharme obedecer.

—Bien, ve a la cama, a-ho-ra.— Hizo una seña con su cabeza para que me retirara.

— Hizo una seña con su cabeza para que me retirara

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