10. Frágil transparencia.

51 14 9
                                    

Desde la cima del mirador la ciudad se trazó  a la distancia como una imagen lejana y desbordante de belleza. Las casas y edificios se levantaba tímidamente mientras las luces de las calles, brillando en largas filas, delineaban formas y caminos añadiendo un toque único a la especial vista.

A esa altura, el clima se había vuelto más frío y en el ambiente predominaba una calma excepcional. El ruido de los transportes y el bullicio de las personas permanecieron abajo, incapaces de penetrar en la paz de aquel lugar tan alejado del espacio urbano.

Rich sacó su campera del auto y cerró la puerta. Mientras se abrigaba caminó hasta poder sentarse junto a Farfa, quien al verlo le extendió una lata de bebida mientras en su mano sostenía la suya.

— ¿Refrescó, no? — Farfa preguntó.

— Sí, ¿tienes frío? Traje mi abrigo.

— No gracias, estoy bien.

El cielo se mostraba despejado, luciendo una tierna y delicada decoración constituida por diversas estrellas dispersas como un sutil polvo brillante.

El único auto que aparcó junto a ellos se había marchado poco después de que llegaron, y ahora estaban en completa soledad junto al deslumbrante paisaje nocturno.

Rich miró de reojo a Farfa sabiendo que algo incontenible amenazaba con romper dentro suyo. Quién pudiera entenderlo y ofrecerle un descanso de vida a su pobre corazón.

Desde el momento en que ambos se conocieron, los ojos con brillo lunar de Farfa lo tenían al acecho. Había en ellos algo tan esencialmente humano y vulnerable que incluso después de tanto tiempo seguían siendo un enigma para Rich. Su mirada, tan singular e inolvidable, se había convertido en una sombra que él podía encontrar en lo profundo de su memoria arrastrándose a cada minuto, estando presente en cada esquina y en cada pensamiento.

Farfa iba, innegablemente, consumiendo más de su existencia a cada segundo, y sin explicaciones que le hubieran dejado entender cómo o por qué, los sueños de Rich se habían tornado cada vez más ajenos hasta que sólo a él le pertenecieron.

Como resultado de este insondable estado emocional, surgió en él un impulso tan desesperado que acabó por provocarle una persistente necesidad de sincerarse con Farfa hasta que estuviera vacío de actos por confesar. Y sin embargo, se contradecía a sí mismo al creer que esta misma estima que por Farfa sentía no le permitiría involucrarlo en un intento de amor tan improbable y arriesgado, uno que sin dificultades y con muchas trampas acabaría por conducirlos a ambos hacia un final desafortunado.

Pero su corazón, pronto a estallar como un cristal, buscaba revelarle una frágil transparencia, y sus labios que tanto aprendieron a callar, amenazaban con dejar fluir cada verdad que antes se hubiera obligado a ocultar.

Aunque no era capaz de observar la expresión de Farfa, la gran calma que compartían le permitió imaginar su rostro con una expresión apacible, y pensó que tal vez portaría la misma sonrisa inconsciente que en ocasiones él expresaba, robando la  atención de Rich y provocándole una tierna emoción. Esta idea provocó en él una sensación tan pura e irresistible que su razón fue nublada por un increíble y fugaz regocijo.

Cuánto anhelo para poder arrastrarse de nuevo hasta su lugar.

Cuánta paciencia había sido necesaria.

— Qué lindo, ¿no? — recalcó Farfa, con los ojos presos en la ciudad y sus alrededores.

Rich, el mismo que se había perdido durante años enteros revolviendo entre sabría Dios qué restos de esperanza, el que había mezclado su terror con los respiros de cada mañana y quien por su pasado se aferraba cuánto podía a la ilusión de una débil fe; él, un alma tan exhausta, ¿por qué estaría observando una ciudad a lo lejos, si a su lado se encontraba el más viejo de sus sueños?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Puente a las Estrellas.| FarfaRich. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora