La indisposición de Draco

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Pequeños rayos del sol se colaban por la ventana de la habitación de cuatro chicos Slytherin, cierto chico, un rubio trataba de cubrirse, con el entrecejo fruncido. Una gran punzada recorrió toda su cavidad cerebral, una horrible migraña lo golpeaba.

Se pasó la mano por el cabello, sentandose en la cama, tratando de calmar aquel dolor, pero al sentarse solo aumentó, era insoportable, el mundo le daba vueltas al abrir los ojos. No podía seguir así, así que decidió ir a la enfermería haber si le daban aunque sea una pastilla, fue a paso lento, apoyándose por las paredes para no caerse.

Pero cuando llego a la enfermería encontró algo que lo borro cualquier rastro de dolor en su cuerpo.

Su padre, Lucius Malfoy, estaba en una de las camas, malherido, vendado, no sabía si estaba desmayado, mientras que Pomfrey lo atendía, los mareos volvieron, mientras le daban ganas de vomitar. Se cubría la boca con una mano, tratando de calmar las náuseas, corrió al baño de la enfermería sin poder aguantarlo más. Tenía un aspecto fatal. No sabía que le pasaba, pero le preocupaba más lo que le pasaba a su padre, así que habló con Pomfrey.

—¿Q-qué le pasó...? —preguntó, colocandose al lado de su padre, realmente se sentía muy mal, pero le preocupaba más la condición de su padre.

Pomfrey se quedó callada, mientras seguía curando algunas de las heridas. El chirriar de la puerta de escuchó, dejando ver a Dumbledore y detrás de él Snape, ambos con caras serias, sorprendiendose al ver a Draco ahí.

—¿Quién le avisó? —preguntó Severus, frunciendo el ceño hacia Draco.

El rubio levantó la vista, mirando hacia Snape.

—Nadie me avisó. Vine solo, me sentía mal. ¿Qué le pasó? —preguntó esta vez a su padrino, esperando obtener una respuesta. Sin embargo, fue Dumbledore el que respondió.

—No es algo que usted deba saber, joven Malfoy. Mejor retirese —Dumbledore hablo con su mismo tono amable de siempre, pero con algo de severidad en su voz. Draco no podía quedarse sin respuestas, era su padre, merecía saber que le pasó.

Lucius fue abriendo poco a poco los ojos, desconcertado, intento moverse, pero soltó un quejido por el dolor que sintió recorrer todo su cuerpo. Algunas respuestas debían ser dadas.

—Draco, retirate, tenemos cosas que hablar con Lucius —informó Severus.

El rubio aún no quería irse, al fin era momento de recibir algunas explicaciones.

—Creo que es mi derecho saber que le pasó a MI PAPÁ —recalcó, alzando un poco la voz, pero se arrepintió al instante por la fuerte punzada que volvió a sentir en la cabeza, haciendo una nueva de dolor y llevándose una mano a la cabeza.

Pomfrey quiso revisarlo, pero Lucius se lo impidió, si Draco quería saber lo que le había pasado, lo sabría. El Malfoy mayor se aclaró la garganta y después comenzó a hablar.

—Voldemort está detrás de mí —soltó de sopeton—, les pido que no hablen hasta que termine mi explicación.

Dumbledore le hizo una seña a Pomfrey para que se fuera, y después los demás presentes prestaron atención a sus palabras.

—Había viajado a Alemania por cuestiones de negocios, ahí me encontré con un viejo amigo mío, Derek Dikovìch, quien estaba a cargo de una investigación sobre las Reliquias de la Muerte. Fue algo que me sorprendió al verlo hablar de eso, estaba borracho en una cantina, mientras decía estúpidez y media, se le salían los avances que habían hecho respecto a eso. Descubrieron que Voldemort estaba detrás de las Reliquias, porque hay una leyenda detrás de ellas, que dice que el que las poses tendrá vida eterna, con ayuda de un encantamiento antiguo creado por Merlín —hizo una breve pausa para acomodarse—. La Varita de Sauco, la Capa de Invisibilidad y la Piedra de la Resurrección. Juntando estos tres elementos, a través de un hechizo se le puede otorgar vida eterna a una persona.

Enemistad o... ¿Amor? (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora