Primera prueba

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Después de aquel escena en que ese Hufflepuff se fue con el corazón roto, pero en qué un Gryffindor y un Slytherin tenían el corazón contento, Harry y Draco se fueron a un lugar más apartado.

—¿Por qué carajos hiciste eso? —dijo el azabache, frunciendo el ceño y hablando con tono duro aunque le lastimara el corazón.

Draco tragó duro, realmente no se esperaba esta reacción.

—Como dijiste, Malfoy, el beso fue solo un error. Porque tú y yo solo somos amigos y nada más —dijo de nuevo Harry, yéndose, chocando levemente su hombro por el brazo del rubio por la diferencia de estatura.

El crujir de las hojas bajo los pies del azabache fue similar al crujir de los rotos pedazos del corazón de Malfoy, quien apretaba los labios en una fina línea de seriedad, tratando de aguantar las lágrimas en sus ojos empañados.

—E-espera... —pronunció, con la voz quebrada.

El mago de ojos esmeralda no lo escuchó, siguiendo su camino, dejando a un desilucionado chico de hebras doradas atrás.

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Las gradas para ver cómo transcurría el torneo de los Tres Magos estaba llena, con gente haciendo vitores a Cedric, Fleur y Krum, quien ya habían vencido a los dragones victoriosamente.

En este momento era turno de Harry Potter, quien miraba con miedo a los dragones. Eran muchísimo más grandes de él, el cola cuerno húngaro daba mucho miedo para él, y también, para los espectadores.

La cara aún más pálida de Draco estaba entre los espectadores, queriendo mostrar valentía fingida, queriendo poder evadir su miedo.

—Oye, Draco, si no estás seguro podemos irnos... Le podemos decir a Ha-

Las palabras de Pansy fueron cortadas abruptamente por el tono de voz serio del rubio.

—Yo no estoy aquí por él —dice, frunciendo el ceño. Aún le dolía el corazón por las crueles palabras que le dirigió el azabache aquel día en el que él solo quería arreglar las cosas.

Todos aquellos pensamientos fueron disipados cuando vio al azabache escapar de las llamaradas ardientes del dragón, valiéndose de su escoba para volar. Pero todo aquello falló cuando él cayó de su escoba tratando de esquivar las llamas del dragón, quedando agarrado con una mano de una piedra y abajo de él quedando la escoba. Si se caía, sería un golpe en seco que recibiría y seguramente le dejaría consecuencias.

Estirando su brazo hacia abajo lo más que podía, llamó a su escoba, esperando que fuera hasta su mano. Volviendo al vuelo, sintiendo el frio aire chocar contra su rostro y al colacuerno húngaro persiguiendolo.

Draco soltó un suspiro de alivio que no sabía que estaba conteniendo, tratando de disfrazarlo con una tomadera de aire por el miedo que aún persistía en sus nervios. Los dragones eran algo a lo que les tenía miedo desde que recordaba aquel episodio vivido en sus días de niñez.

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Los gritos de celebración de todo Gryffindor se escuchaban, mientras alzaban a Harry sobre sus hombros, al mismo tiempo que él tenía entre sus manos el huevo dorado, que al abrirlo emitió un chillido horrible, cerrándolo de nuevo rápidamente.

Pero ni todos los halagos que recibía le llenaban ese vacío que sentía en el corazón, sabía que quería que él estuviera ahí, que quería que el único que lo estuviera felicitando fuera Malfoy. Pero las cosas habían quedado claras entre ellas, que solo eran amigos y nada más.

Tal vez por errores de ambos, pero sin que ninguno quisiera admitir su parte culpable en todo esto.

Se querían, sí, sentían mucho más que solo el sentimiento de "querer", se necesitaban para estar bien. Ya era tarde para pensar en que siquiera pudieran volver a ser amigos, pero tampoco podrían volver a su rutina de insultos burlones y desagradables que usaban como excusa para estar unos momentos juntos.

Enemistad o... ¿Amor? (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora