CAPITULO 2

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Al llegar a su casa, la realidad le golpeó en el rostro. Esta era su casa, la que compartía con su esposo, el amor de su vida, con sus hijos, con su familia. Y se sintió el ser más despreciable del mundo, se sentó en el sofá y se insultó a sí mismo, soltó lágrimas pensando en su esposo, en lo que había hecho; pero una parte de él, quería más.

Los dos días siguientes, se sentía culpable, hizo todo lo posible por evitar a Chris en el trabajo, ese día Louis volvía de su viaje, como esta vez el castaño no llevó a sus hijos, estaban con su madre así que le pidió que cuidara de ellos por unas horas más, y esperó a Louis, con un ramo de rosas, una botella de vino, y el cargo de conciencia que le pesaba sobremanera.

Pero no necesariamente esa fue la única vez, claro que no; porque el rizado se dejó tentar y a la segunda no se pudo resistir, ni tampoco a la tercera, y en fin, ya se ha perdido la cuenta, porque de eso hace casi un año ya. Pero aunque ha pasado tiempo, y varias veces se dice a sí mismo que es la última vez, Chris lo convence de seguir, él tiene sus métodos también y no está dispuesto a ser sólo el amante, él quiere más, y sabe cómo lograrlo.

Estar con Chris, ya no es una simple aventura. Para Harry, es amor.

A veces se sorprende preguntándose, por qué Louis no puede ser así de impredecible, Chris es tan alegre, arriesgado e inesperado, que lo mantiene alerta. Se siente vivo, con energía, no planea nada, es a lo que salga en el momento. Y se siente bien. Se siente joven, no que porque tiene 27 sea viejo, sólo que lo hace sentir más joven.

Hace poco, Chris le hizo una pataleta cual niño pequeño, exigiéndole que se divorcie de su esposo. El rizado no quiere dejar al castaño, así que para que dejara de insistir con el tema, le ofrece que escoja uno de los apartamentos que están próximos a construirse, pensando que el chico olvidará el divorcio. Chris quiere un apartamento en la zona de Richmond, la zona más play de la ciudad. Pero Harry le dio uno que está ubicado en Fulham. Tuvo que darle además dos trajes de diseñador para que quedara contento. Obviamente, después de eso, Chris no lo dejó salir de la cama, él sabe cómo manejarlo a su antojo. Siempre aprovechan cuando Louis esta fuera del país, para quedarse días enteros juntos.

Un mes después Chris volvió a tocar el tema del divorcio.

–Entonces, ¿para cuándo el divorcio?

–Bebé, ya te he dicho muchas veces que no lo voy a hacer, es mi esposo, y dentro de poco menos de un mes es nuestro aniversario. Louis...

–¡Louis! ¡Louis! ¡Siempre Louis! ¡Me sabe a cacho Louis! ¡Para que te enteres! Yo también puedo ser tu esposo. ¡Ya no quiero que estés con él!

–Bueno pues, es mi esposo –dijo enojándose.

–¡Valiente esposo! Mientras duermes conmigo. –Palabras cargadas de sarcasmo.

–¡Chris! –Dijo en tono serio y algo amenazante.

–¿Vas a negarlo? ¿Hace cuánto que no tienes sexo con él? ¿Cuánto tiempo llevas diciéndome a mí que soy mejor que él?

Y sí, Harry se lo dijo, pero fue en un momento de efervescencia y calor, se dejó llevar por las sensaciones del momento. No podría decir cuál es mejor, pero es que Louis es su esposo.

–Pues lo siento –contestó el rizado y salió del apartamento.

Y esa fue la primera pelea. Dejaron de hablarse durante una semana. Semana en la que Harry estuvo todos los días de malas con quien se le cruzara. Enojado sin tener razón, incluso llegó a gritarles a los niños para que no hicieran bulla porque él estaba trabajando en casa. Esto no pasó inadvertido para Louis, y le dolió, pero lo entendió y lo dejó pasar, tomó a sus niños y los llevó a jugar a su habitación.

YOU PROMISED ME FOREVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora