CAPITULO 7

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Piensa, empieza a recordar muchas cosas de su vida con Louis, de su hogar, su matrimonio, sus hijos. Era feliz, está seguro de eso. Ni él mismo entiende cómo fue que hizo lo que hizo, por qué se dejó llevar por ese chico, teniendo a una excelente persona como Louis, que ha estado con él en los momentos buenos y los no tan buenos.

Recuerda cuando empezaron, el dinero no les alcanzaba pero eran felices comprando un domicilio y compartiéndolo entre besos y sonrisas, viendo en la televisión cosas a las que muchas veces no les ponían atención. Pero eran ellos, los dos, y estaban bien. Cuando pudieron adoptar a los niños, fue uno de los días más felices para él, después del día en que Louis aceptó ser su novio, luego esposo, y el día de su matrimonio.

Espera que Louis lo perdone. Va a tener que ser honesto, él sabe que no lo hizo porque le hiciera falta algo en casa.

Cuando conoció a Chris, su personalidad alegre, divertida, atrevida, lo encandiló. Se sintió especial que un chico así buscara tanto llamar su atención y tener su aprobación. Y se siente estúpido, porque lo que le llamó la atención de Louis, era precisamente todo lo contrario. Louis era muy prudente, pero sarcástico e independiente. Incluso en su adolescencia, nunca se dejó deslumbrar por nadie, ni siquiera por Harry y eso fue lo que a él lo enamoró.

No le importaba si alguien no estaba de acuerdo mientras él mismo no faltara a sus valores y opiniones, al margen de la aprobación y juicios de los demás. Era sincero, honesto, correcto, empático. En su casa, con sus amigos, con sus clientes. Ese era Louis, un hombre que hacía las cosas a rajatabla.

Entonces, ¿será capaz Harry, de lograr su perdón cuando le fue infiel por dejarse llevar por las sensaciones del momento? Recuerda que pensó hacerlo una sola vez, pero Chris... Chris tenía una personalidad veleidosa y frívola, pero sabía envolverlo para que hiciera lo que él quería.

Fue así como logró que Harry gastara su dinero en cosas, que jamás, Louis habría pedido o siquiera sugerido querer. Se siente el más idiota y se da cuenta que se dedicó a buscar lo que nunca se le había perdido, lo que siempre tuvo en casa, esperando por él.

Imágenes de situaciones en donde Louis intentaba acercarse, tocarlo, acariciarlo, tener intimidad con él, vienen a su mente. Y se maldice una y otra vez, cuando en más de una ocasión le contestó de manera cortante y los ojitos de su esposo se nublaban con dolor y tristeza. Pero a él no le importaba, porque tenía un chico festivo esperándolo para que lo tomara donde y como se le antojara. Solo eso.

Recuerda la vez, que pensó que Louis dormía, al salir de la ducha y cuando se estaba poniendo la camisa, observó la marca que tenía en el abdomen, sintió la mirada de Louis sobre él, y es obvio que él la vio, pero como el cobarde que es, simplemente se vistió con rapidez y salió de la habitación, dejando a Louis con la mirada perdida.

Ahora, después de todo lo que pasó, recuerda la manera en que Chris se jactó de haberle mandado pruebas a Louis. Se pregunta ¿qué le mandó? ¿Louis alguna vez vio eso? Y si es así, ¿por qué nunca le hizo un reclamo, una escena de celos, algo que indicara que lo sabía?

Pero él sabe la respuesta, y saberlo, lo hace sentir aún peor. Y la respuesta es: que Louis confiaba ciegamente en él. Por eso nunca un reclamo, nunca un asomo de duda sobre él, ni siquiera cuando llegaba a dormir a la madrugada. O cuando no quiso tener intimidad con él, argumentando que venía cansado de trabajar, cuando la realidad era que Chris lo dejaba cansado.

Pero Louis, siempre fue Louis. Comprensivo, empático, respetuoso. Louis, que siempre pensó que Harry era un hombre honesto y correcto, comprometido y fiel. Louis, que tenía una fe ciega en él, en ellos. Louis, que dividía su tiempo entre su trabajo y sus hijos, y nunca hizo un reclamo por su ausencia.

YOU PROMISED ME FOREVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora