No se quiso dar cuenta, pero ha sido una especie de cadena de acontecimientos, actitudes, preguntas sin respuestas, de anteponer el trabajo sobre la familia. De incumplir promesas, de no asistir a programas escolares o reuniones familiares. Las señales estaban ahí, pero se negó a verlas.
Desde hace un tiempo, Louis se ha dado cuenta de ciertas cosas. Harry actúa diferente, ya no le responde cuando le dice que lo ama.
Al parecer su trabajo lo absorbe sobremanera, porque ya son varias noches que no llega a dormir. Las pocas oportunidades que pueden compartir, él está distraído con su celular. No lo deja en cualquier parte, lo lleva con él, incluso cuando va al baño. Siempre está pendiente de él. Bueno, Louis lo entiende, es el jefe del Consorcio, así que tiene mucho trabajo y mucho por lo que responder.
La noche anterior, Louis estaba durmiendo sólo. Pero al amanecer, sintió el calor de su esposo, en sueños, sonrió, aprovechando al máximo la cercanía del otro. Esto es algo que ya muy poco hacen.
En la mañana se despierta, está solo en la cama, se levanta, va hacia la cocina, donde Harry se encuentra tomando un café que le había preparado Paula.
Louis se sienta frente a su esposo quien está mirando su celular.
–Buenos días amor. ¿Dormiste bien? –Pregunta el castaño.
–Ahm, sí, sí... ¿Tú? –Dice sin mirarlo.
–Muy bien, si, gracias por preguntar –responde mirando al rizado pero éste no lo mira de vuelta. –Mañana los niños tienen el día libre, así que será tarde de películas ¿quieres unirte?
–No, no, tengo mucho trabajo.
–Te ves cansado, ¿no puedes quedarte y dormir un poco? O nos quedamos un ratito más en la cama –ofrece.
–No, no puedo, tengo una Junta importante con un inversionista –le interrumpe –quizás otro día –dice poniéndose de pie y mostrando el celular –Debo contestar.
–¡Claro! Claro, tienes razón, no sé en qué estaba pensando –dice tratando de mostrar que no le molesta, pero lo hace. –Te veo en la tarde. –Pero no recibe respuesta, sólo escucha la puerta cerrarse.
No puede evitar sentirse triste y a la vez molesto. Se da cuenta que Paula lo mira con tristeza. Trata de darle una sonrisa, se pone de pie y sale pidiéndole que le ayude con el desayuno para los niños.
Va hacia la habitación de sus hijos a despertarlos con besos y mimos, para que se alisten y llevarlos a la escuela. Aún con la alegría que le dan sus hijos, él se siente triste.
Media hora más tarde sale con los niños rumbo a la escuela. De camino a su trabajo no puede evitar recordar que hace un tiempo, cuando llevó los trajes de Harry a la tintorería, al revisar los bolsillos, encontró la factura de uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad. Todo estaría bien, si al reverso de ella no hubiera una nota escrita a mano como con afán, que decía: "me la pasé genial".
No preguntó ni le dijo nada a su esposo. Sabía por experiencia, que por sus trabajos se veían en la necesidad de invitar a clientes o socios a almuerzos o cenas de trabajo, y lo entiende. Pero ahora que lo piensa, ¿qué cliente pondría una nota así? No quiere desconfiar de su esposo, pero es notorio el cambio en él.
Hace más de dos meses que no tienen intimidad, ¿la excusa? La de siempre, está cansado, y mañana tiene que levantarse temprano, tiene reunión con socios, o con posibles compradores.
Pero hace unos días, Harry salió de la ducha, pensó que Louis dormía, no lo hacía, con los ojos entrecerrados lo miraba mientras se vestía. Lo que vio cuando el rizado se puso de espaldas a él para tomar la camisa, le rompió el corazón. Harry, su Harry, tenía marcas en la espalda, marcas que claramente él no hizo. Pero no quiere desconfiar de él. No puede, no debe. Cuando se dio la vuelta, ya Louis lo miraba directamente, lo notó nervioso, se apresuró a abotonar su camisa cuando él mismo se dio cuenta de la marca que tenía en el abdomen.
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YOU PROMISED ME FOREVER
FanfictionLa infidelidad, ¿es un error? Para algunas personas, como Harry, si lo es. Para otras, como Louis no lo es, es una decisión que trae consecuencias. Dicen que el tiempo nos ayuda a sanar y a entender nuestros daños y dolores. Pero también nos da una...