𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎

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Wei WuXian y Nie HuaiSang se encontraban sentados en una de las mesas externas de la cafetería que había frente a la entrada de su universidad. El Nie estaba haciendo hora pues todavía le quedaba una asignatura más, mientras que Wei WuXian, que acaba de terminar su última clase del día, solo esperaba la llegada de su novio; hoy se lo presentaría a su amigo y a sus padres, estos últimos lo volverían a ver después de tantos años.

  —No vayas a salir con ninguna de tus sugerencias o indirectas excéntricas.

  —Wei WuXian, ¿por quién me tomas?

El Wei lo quedó mirando achicando los ojos ante tal descaro. Luego de unos segundos, su ojos pasaron a agrandarse como si de algo se acordase.

  —Nie HuaiSang. No vayas a salir con uno de tus comentarios sobre la edad. ¡Solo tiene treinta!

  —Que son casi cuarenta —volteó los ojos mientras se abanicaba.

  —A veces me compadezco de Dà-Gē. Eres imposible —dijo con exasperación falsa.

Toda la conversación se vio interrumpido ante la llegada de un auto frente a ellos.

Wei WuXian fue el primero en reaccionar y correr para darle el alcancé al hombre que bajaba del lado del piloto.

Desde su lugar, Nie HuaiSang, no pudo hacer más que ver la escena anonadado. Definitivamente, las fotos que Wei WuXian le mostraba del doctor no le hacían justicia. Y a pesar que él siempre bromeaba sobre la diferencia de edad, en realidad el Lan no aparentaba para nada sus años.

Las pareja por fin se acercó a la mesa.

  —Lan Zhan, él es Nie HuaiSang. —Inició a presentarlos—. Nie-Xiōng, Lan WangJi.

  —Un gusto —saludó el mayor; como siempre cordial.

  —Igualmente. —Ofreció una sonrisa amable.

Después de tomar asiento y acomodarse, tanto Wei como Lan se dieron cuenta que el otro joven no dejaba de mirarlos.

  —¿Qué? —preguntó el Wei.

  —Nada. O, bueno, sí. Wei-Xiōng, tú sí piensas en las grandes ligas, ahora entiendo el porqué rechazaste a todos esos posibles pretendientes, a pesar que ninguno era un mal parti... —Se interrumpió por la patada que sintió en su pantorrilla bajo la mesa.

Lan WangJi miró a Wei Ying con un ceja levantada. Este último solo rio nervioso.

Ante ello, Nie HuaiSang, decidió intervenir y arreglar su metida de pata: —Quiero decir, señor Lan... —Otra patada.

  —Lan WangJi está bien. —Pidió el Lan ante la incertidumbre del chico.

  —Oh, no podría. Dà-Gē me mataría si llamo a alguien tan mayo.. —Ante el nuevo dolor en su otra pantorrilla decidió callarse.

  —Nie-Xiōng, Lan Zhan ya te dio permiso, solo hazlo. —Dio una sonrisa que no llego a sus ojos.

  —En ese caso, Lan WangJi, me alegro que estén junto. Wei-Xiōng te quiere mucho, nunca lo había visto así de enamorado; nunca lo había visto enamorado, en realidad. —Wei WuXian no sabía si agradecerle o callarlo—. Siempre habla de ti, creo que ya veo tu nombre hasta en la sopa.

  —Nie-Xiōng... —Decidió callarlo. Sobre todo ante la mirada que le estaba dando el Lan.

Pero el Nie continuó: —Y ni que decir cuando ocurrió todo el malentendido de tu novia falsa. ¡Uy, no! El pobre era un alma en pena.

  —Nie-Xiōng...

Nada.

  —Con todo respeto, si no hubieras aclarado la situación, y Wei-Xiōng no me hubiera detenido, no me hubiera quedado de brazos cruzados.

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𝐿𝐴 𝑀𝑈𝐸𝐿𝐴 𝐷𝐸𝐿 𝐽𝑈𝐼𝐶𝐼𝑂 - 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑊𝑎𝑛𝑔𝑋𝑖𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora