𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

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En la siguiente cita programada le pusieron finalmente los brackets a MianMian. Ahora, unas semanas después, se encontraban en la sala de espera para la siguiente cita, donde le harán su primer chequeo mensual con los brackets. Puede que Wei WuXian haya exagerado un poco con la hora, pues su acompañante no paraba de bostezar, y estaba seguro que estaba haciendo un esfuerzo por no dormirse en la silla; mientras que él, a pesar de no ser un madrugador, estaba derrochando energía.

Estaba visitando al amor de su vida, ¿quién necesita dormir?

«Yo no», respondió en su cabeza.

  —YunDao —llamó MianMian con voz cansada.

Sí, después de tanta insistencia por parte de Wei WuXian, Luo QingYang decidió por fin seguirle el juego. Él era el más feliz con ese resultado, pues la cara que ponía Jin ZiXuan cada vez que lo hacía valía la pena; molestar al pavo real era su pasión.

  —Tengo sueño. ¿Por qué sacaste la cita tan temprano? —Entre bostezos MianMian habló—. La oficina de registros ni siquiera ha comenzado a trabajar.

  —Porque no podía esperar para ver al Doctor Lan... —Sin darse cuenta pensó en voz alto todo ilusionado.

  —¿Qué dijiste? No te escuche bien. —Eso debido a la falta de sueño.

  —¡Entre más pronto veamos al doctor, más pronto nos retiraremos! ¿No dijiste que tenías una cita hoy con Jin-Xiōng? No querrás llegar tarde. —Logró barajar sus palabras.

  —Supongo que tienes ra... zón. —Otro bostezo.

La enfermera de recepción los invitó a pasar al consultorio.

  —Esta vez vinieron muy temprano —dijo en modo de saludo el enfermero Lan—. Pase señorita y siéntese ahí, el doctor fue a los servicios.

Ambos se acomodaron en sus lugares autoproclamados: ella en la silla frente al escritorio, y él en el sillón junto a la puerta.

Lan WangJi ingresó a la sala y, después de saludarlos, le indicó a Luo QingYang que tomará asiento en el sillón odontológico.

  —¿Se te cayó algún bracket? —preguntó.

  —N... —MianMian, que hasta ese momento no le había dado la cara al Lan desde que ingresó, casi se atraganta con su saliva. Nunca, en ninguna de sus citas, tuvo la oportunidad de ver al Doctor Lan sin su mascarilla—. ¿Doctor Lan? ¡Dianxia! Usted es muy guapo —exclamó sonroja y, a la vez, sorprendida.

Lan WangJi solo le dio un asentimiento de agradecimiento y comenzó a colocarse su equipo de protección: gorro, mascarilla y guantes.

Fue Lan JingYi quien tomó la palabra.

  —No por nada le dicen HánGuāng-Jūn. —El Lan mayor solo soltó un suspiro de resignación. JingYi hizo caso omiso y continuó—: Ese es el apodo que le dieron sus pacientes, y se quedó en el departamento de Ortodoncia. El Doctor Lan no solo es el mejor ortodoncista del hospital, sino que cuenta con una gran belleza. Es por eso que le pusieron así, porque brilla como si portara luz propia; donde quiera que vaya, o haga, destaca.

Para Wei WuXian, que desde su lugar no se perdió ninguna parte de la conversación, una de las dudas más grandes que tenía sobre el Lan desapareció. Ahora tenía sentido ese curioso apodo, y debía de admitir que no le sentaba para nada mal, es más, estaba totalmente de acuerdo con las personas a quienes se les ocurrió.

Mientras tanto, MianMian solo asintió en señal de entendimiento pensando que el otro había terminado de hablar; se equivocó.

Con una voz aún más entusiasta Lan JingYi siguió su cháchara: —¡HánGuāng-Jūn es el hombre que cambió las reglas del hospital!

𝐿𝐴 𝑀𝑈𝐸𝐿𝐴 𝐷𝐸𝐿 𝐽𝑈𝐼𝐶𝐼𝑂 - 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑊𝑎𝑛𝑔𝑋𝑖𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora