Innocent - Billy Hargrove

Quince

"Hola, me gustaría presentar una denuncia por desaparición". 

Billy suspiró pesadamente desde detrás de mí y se apoyó en la pared.  Tardé unos veinte minutos en dar toda la información para que la señora pudiera anotarla.  Poco después, nos dijo que tomáramos asiento y que el sheriff estaría con nosotros en breve.

"¿Es realmente necesario todo esto?" Billy se sentó a mi lado y jugueteó con el dobladillo de mi falda.

"¡Sí! ¿Y si sigue ahí fuera? ¿Y si la han secuestrado? ¿Y si...?".

"Ésa es la cuestión, nena. Todo eso son "y si...". No tienes pruebas que demuestren nada de eso". Las palabras de Billy me dolieron un poco. Aunque sé que lo que decía era verdad.

"¡Señorita, el jefe está listo para usted!"  Asentí con la cabeza y tiré de Billy detrás de mí, siguiendo a la señora por el pasillo.  Llegamos al despacho del jefe y nos sentamos en las dos sillas que había frente a su mesa. El hombre que estaba detrás parecía duro y molesto. Llevaba barba y no sonreía en absoluto.

"¿Qué quieren dos adolescentes como ustedes? Su voz era un poco alta y mezclada con irritación.

"Um, mi amiga, Barb, desapareció hace un tiempo así que quiero presentar una denuncia por desaparición".

"¿Es una broma? ¿Cómo se desaparece en Hawkins?". Billy se rió en voz baja para sí mismo ante la respuesta del hombre.

"No es una broma, señor. Ha desaparecido de verdad". El hombre suspiró profundamente por la nariz y miró el papeleo en su escritorio.

"¿Tiene alguna prueba?" Levantó las cejas.

"¿Cómo que pruebas? ¿Por qué no puede creerme?". El jefe gimió de frustración y se reclinó en su silla.

"Porque... Sé cómo son los adolescentes. Son escurridizos, ladrones, mienten. No me has dado ninguna razón para confiar en ti. Ya puedes irte". Abrí la boca en señal de protesta, pero Billy me sacó del despacho y pasó por delante de todos los que esperaban en la sala de estar.

Salimos y el frío me puso la piel de gallina. Estaba decepcionado, por no decir otra cosa. Barb no estaba recibiendo lo que se merecía. Había que encontrarla y traerla a casa. Todavía está fuera y no voy a dejar de buscarla. Con o sin la policía.

Estaba tan absorto en mis pensamientos, que no me había dado cuenta de que Billy colocaba su chaqueta de cuero sobre mis hombros.

"Gracias...". Asintió con la cabeza y encendió un cigarrillo antes de arrancar el coche y marcharse.

"¿Adónde, princesa?". Estar acurrucada en la chaqueta de Billy e inhalar el olor de su colonia me hizo bloquear sus palabras. Me echó un vistazo mientras tiraba de las mangas sobre mis dedos fríos. Hizo un sonido como si volviera a preguntar.

"¿Qué?

"¿Quieres que te lleve a casa? Asentí y escuché la música rock de la radio mientras disfrutaba del calor y el olor que me proporcionaba su chaqueta.