Treinta y cuatro

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POV de Arabella

"Vamos a casa".

El viaje en coche fue tranquilo, aparte de mis mocos y mi respiración profunda, pero lleno de miradas preocupadas de Billy. Llegamos a mi casa y Billy se detuvo en la entrada, apagó el motor y me miró fijamente.

"Princesa". Me puso una mano en el muslo y frotó círculos con el pulgar. Me di cuenta de que quería decir algo, pero quizá no sabía qué. Nos quedamos en silencio unos segundos.

"¿Puedes entrar? No quiero estar sola ahora". Bajé la mirada hacia su mano y le acaricié suavemente con los dedos.

Billy dudó antes de asentir. "Sí. Salimos del coche y nos dirigimos en silencio a la puerta principal. La abrí y entré con la cabeza gacha, con la esperanza de que mis padres no vieran mis mejillas manchadas de lágrimas.

"¿Bella? ¡Oh, Billy! ¡La has encontrado! ¿Viste también a Steve en casa de Nancy?". Fruncí las cejas con ligera confusión y sintonicé la conversación entre mi madre y Billy, dirigiéndome hacia las escaleras.

"Mamá", interrumpí su conversación. "Billy y yo vamos a pasar el rato en mi habitación". Subí lentamente las escaleras.

"¡Deja la puerta abierta!" Mi madre dejó que Billy me siguiera escaleras arriba, el ruido sordo de sus botas me alcanzó. Entré en mi dormitorio, me agaché y luché por desatarme los zapatos, tropezando con mis pies.

"Ven, cariño. Déjame ayudarte..." Billy me sentó en el borde de la cama y se agachó para desatarme y quitarme los zapatos. Los colocó al final de la cama y se sentó a mi lado, quitándose sus propios zapatos. Se quitó la cazadora vaquera y se dispuso a tirarla junto a los zapatos, pero yo agarré el extremo de la manga y tiré de ella en mi dirección, una forma silenciosa de decirle que quería ponérmela. Pareció darse cuenta y me ayudó a deslizar los brazos. "¿Necesitas hablar de ello?... ¿O de algo?" Preguntó incómodo.

Dejé escapar un resoplido, conteniendo otra oleada de lágrimas. "No sé...". Unas lágrimas perdidas lograron escapar por mi cara. "Es sólo que, pensé... ¡realmente pensé que iba a sacarla de allí, Billy! Pensé que podría salvarla... pero no fue suficiente". En este punto estaba sollozando. Billy se recostó contra el cabecero de mi cama y me subió a su regazo, abrazándome contra él. Me puso una mano protectora en la nuca y de vez en cuando me acariciaba el pelo para calmarme. "Todo es culpa mía, Billy. Debería haber tenido más cuidado...". Más sollozos me sacudieron el cuerpo y me aferré aún más a Billy. Me pareció una eternidad que llorara, que Billy me escuchara y me abrazara.

Una vez que me hube agotado de sollozar y vomitar en seco, oí a Billy soltar un suspiro.

"No es tu culpa, Bella. Intentaste salvarla. Ella lo sabía". Billy intentó tranquilizarme. Me sentó a horcajadas sobre su regazo, me cogió la cara con una mano y me apoyó la otra en el muslo. Me acarició la mejilla con el pulgar, secándome las lágrimas que me quedaban. "¿Está bien? Giró el cuello para mirarme a los ojos mientras yo miraba hacia abajo y jugueteaba con los botones de su camisa. Asentí débilmente y moví las manos para enrollar suavemente sus rizos alrededor de mis dedos, alisándolos y viendo cómo volvían a su sitio. Mientras retorcía los rizos, me di cuenta de algo. 

"Billy..." Quité las manos de su pelo y las puse sobre su pecho. Esperó a que terminara. "¡El perro y el monstruo! Tenían la misma cara". Mis ojos se abrieron de par en par al darme cuenta. 

"¿Qué perro?" preguntó Billy mientras apoyaba sus manos en mi cintura. 

"¡El perro demonio que nos persiguió por el bosque! ¿Te acuerdas? El monstruo que se comió a Barb tenía el mismo tipo de cara..." Me aparté del regazo de Billy y empecé a pasear por mi habitación, replanteándome todo aquello. 

Innocent - Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora