Veintisiete

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"No he terminado contigo, muñeca".

Cuando llegamos a la linde del bosque, había oscurecido por completo.  Las farolas de las calles se habían encendido y las luces de las casas se estaban apagando.

Nancy estaba equivocada. No reconocía el barrio en absoluto.

Billy se acercó a una farola parpadeante y se apoyó en ella, entrecerrando los ojos para mirar el reloj. Soltó un suspiro y me miró.

"¿Billy?" Hizo un sonido de reconocimiento y se acercó para ponerse a mi lado. "¿Cómo vamos a llegar a casa? Le cogí la mano y entrelacé los dedos, apoyándome en su brazo musculoso. Billy me dio un beso en la frente y se encogió de hombros.

"Simplemente espera".  Billy empezó a caminar lentamente por la carretera desconocida y tiró de mí detrás de él. 

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La sensación de unas manos frías en el estómago me despertó rápidamente.  Miré a mi alrededor, que resultó ser un barrio cualquiera, el bosque y un Billy somnoliento.  Sus manos se habían colado por debajo de mi camiseta hasta posarse en mi cintura. 

Debimos de parar en algún sitio para descansar y nos quedamos dormidos sin querer.  De vez en cuando pasaba algún coche y el conductor y los pasajeros nos miraban de reojo como si supieran que no debíamos estar aquí. 

Al final, Billy se despertó, se estiró y gimió ligeramente al abrir los ojos.  "Buenos días, sol".  Su voz era la más áspera que había oído nunca y de repente me apetecía mucho escuchar cada una de sus palabras.  "Dejamos de caminar unos dos minutos y ya estabas fuera".  Sonrió ante mi ligero rubor e intentó arreglarse los rizos.

"¿Sabes dónde estamos?"  Billy miró a su alrededor en todas direcciones y dejó escapar un largo suspiro. 

"No... si esos capullos no se han llevado mi coche...".

"Billy", me levanté, me quité la ropa y le tendí la mano para que la cogiera.  Me agarró la mano y se elevó sobre mí, tirando de mí por la cintura. "Pórtate bien. 

"¿Me das un beso?"  resopló.  Solté una risita y negué con la cabeza.

"No hasta que te portes bien".  Empecé a caminar por la acera alejándome de él.

"Pero, nena... ¡mi beso!".  Billy corrió para alcanzarme

Innocent - Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora