Suspiro agradecido, es bueno tener a alguien que me ayude con esto, que sabe por lo que estoy pasando porque ya lo vivió, y yo que pensaba que era el único caso en todo el mundo, bueno, ahora no me siento tan solo.
Al entrar al auto rojo de Jennie que por cierto era bastante lindo, me siento en el asiento del copiloto, mientras ella se arregla para conducir, veo como se toma unos segundos para luego suspirar y encender el motor del vehículo, me pregunto si antes ha tenido algún accidente automovilístico.
—Y dime, ¿Cómo comenzó todo? —Pregunta, suspiro recordando el primer día de aquella locura, con mi llegada tarde a clase de Matemática.
Luego de que le conté todo lo que sabía de lo que me había pasado a mí, ella asintió con la cabeza en todo momento, pero nunca despegó la mirada del camino, y eso sin duda lo agradecía. Una pregunta surgió en mi mente, y no dudé en preguntárselo, quería saber si esto ya se había repetido.
—Luego de tu caso... ¿has escuchado de más? —Pregunto, ella niega con la cabeza, eso quiere decir que probablemente ocurrieron más, pero se las arreglaron como pudieron, o eso espero—. Y... ¿es posible que me pueda comunicar con la otra persona que tiene la otra parte del hilo por un sueño?
Parece sorprendida por mi pregunta, ya que abre la boca como si fuera a responder, pero luego la cierra. Duda un momento, pero al final asiente.
—Probablemente, yo me comuniqué por primera vez con la persona que tenía la otra parte de mi hilo por medio de las letras —Explica, alzo el ceño sin entender exactamente a qué se refería, no obstante, no quise seguir preguntando.
Enciendo mi teléfono y busco fotos de Tae y mía, no sé por qué me torturo tanto así, tal vez por el simple hecho de que me siento más culpable que todos los de su alrededor. Entro a Instagram y veo el perfil de Jennie, entro y comienzo a bajar entre las fotos por pura curiosidad.
Una de ellas es la que me llama la atención, se encuentra ella y su marido, junto a un par de ¿Empleados? Supongo que sí. Esa foto parece la de un equipo de fútbol cuando van a comenzar a jugar un partido, sin embargo, no es eso lo que me llama la atención.
Conozco uno de los rostros, y eso hace que mi corazón se acelere más y más, no puede ser. Siento la necesidad de llorar de alegría y tristeza al mismo tiempo, es él. Jungkook es conocido de Jennie, trabaja para su marido.
Busco entre las cosas la tarjeta con su número que me dio, espero que no le importe la hora. Marco y se escucha luego de unos segundos su voz.
—¿Hola? Jimin, ¿Qué necesitas? —Pregunta, una sonrisa se forma en mi rostro a pesar del mal momento que estoy pasando con el tema de Tae.
—¡Es él! —Grito, obviamente no entiende absolutamente nada, yo sigo gritando lo mismo mientras señalo la foto, bueno, me olvidé que es una llamada de voz.
—¡Oye, habla lento y despacio que no entiendo! —Grita al otro lado de la línea, suspiro un momento a pesar de mi nerviosismo.
—¿Conoces a un tal Jungkook? —Pregunto, ella se mantiene callada por un momento hasta que luego decide responder.
—Sí, trabaja para mi novio —Dice.
Te encontré, Jungkook...
Jungkook...
Yo mismo me encargo de ordenar todo mi apartamento, hacer la maleta, y arreglar todo para aquel viaje a las afueras de la cuidad. La muerte de Mina sigue doliéndome, pero no intento pensar en ello, aunque se me está volviendo algo imposible.
Salgo de mi apartamento y guardo la llave en el traje que llevo puesto, es el mismo que usé hoy en el día, pero me bañaré apenas llegue al hotel en el cual me quedaré, para luego ir a hacer negocios. Ese era el otro trabajo que tengo, además de obviamente trabajar de empleado en la cafetería que queda al lado del instituto, si tuviera que elegir cuál de los dos disfruto más sería la cafetería, ya que los jóvenes que van allí hacen subir en ánimo siempre cuando uno se encuentra mal.
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EL HILO DEL DESTINO♥️ (KOOKMIN)
Romance-Jungkook es un chico de ciudad, luego de que su novia terminara con él, decide encerrarse en su apartamento de hotel por la noche. Sin darse cuenta de las consecuencias, pide el deseo de poder encontrar el amor de verdad, sin saber que una estrella...