Minho ajustó su mochila sobre el hombro mientras atravesaba el bullicioso campus de la Universidad de los Cerezos. El sol de la mañana pintaba el cielo de un azul brillante, pero su estado de ánimo no coincidía con el clima alegre. Con la mirada fija en el suelo, avanzaba con determinación hacia el edificio de Ciencias Sociales, preparado para enfrentar otro día de clases y desafíos.
Sin embargo, su determinación se vio interrumpida abruptamente cuando chocó contra alguien con fuerza. Una pila de papeles voló por los aires, dispersándose como hojas en el viento.
—¡Maldición!— gruñó Minho, alzando la vista para encontrarse con una mirada de furia que le devolvía la mirada.
Frente a él, con el ceño fruncido y los puños apretados, estaba Han, el chico con el que había tenido más de una confrontación en el pasado. La rivalidad entre ellos era legendaria en el campus, alimentada por sus personalidades opuestas y sus constantes roces en clase.
—¿No puedes mirar por dónde vas, idiota?— espetó Han, su voz llena de veneno.
Minho reprimió un suspiro exasperado —Lo siento, no te vi— respondió, tratando de mantener la calma a pesar del creciente deseo de estrangular a su antagonista.
—¡Claro que no me viste! Siempre estás tan absorto en tu propio mundo que no te importa quién esté a tu alrededor— acusó Han, inclinándose para recoger los papeles esparcidos por el suelo.
Minho se agachó para ayudar, sintiendo una mezcla de irritación y exasperación. Cada encuentro con Han parecía terminar de la misma manera: con palabras afiladas y una tensión palpable en el aire.
—Lo siento de verdad— repitió Minho, extendiendo una mano para recoger los últimos papeles. —Aquí tienes.
Han aceptó los documentos con un gesto brusco, sin decir una palabra más. Con un suspiro resignado, Minho continuó su camino hacia la clase, preguntándose cuántas veces más tendría que soportar esos encuentros explosivos con Han.
Después de este encuentro explosivo, Minho entró en su clase de Ciencias Sociales con la mente aún ocupada por el choque con Han. A pesar de sus intentos por concentrarse en la lección, su mente divagaba constantemente hacia el encuentro y la tensión no resuelta entre él y su rival.
Mientras tanto, Han recogió los últimos papeles dispersos y continuó su camino hacia su propia clase. A pesar de su aparente seguridad y enfoque, el encuentro con Minho lo dejó con un sabor amargo en la boca. Por un momento, había sentido una chispa de emoción en su interior, una emoción que no sabía cómo manejar.
El resto del día transcurrió con normalidad, pero la confrontación con Minho seguía rondando en la mente de ambos. Cada uno se encontraba reflexionando sobre el encuentro de manera diferente: Minho, con frustración por la continua animosidad entre ellos; Han, con una curiosidad incipiente sobre la naturaleza de sus sentimientos hacia su rival.
Más tarde esa tarde, Minho se encontró con Jeongin en la cafetería, donde compartieron un almuerzo y discutieron sus respectivos días en la universidad. Jeongin, siempre optimista y lleno de energía, notó de inmediato el estado de ánimo de Minho y preguntó qué lo estaba molestando.
—Es Han— admitió Minho, dejando escapar un suspiro —No puedo entender por qué siempre terminamos peleando cada vez que nos encontramos.
Jeongin asintió comprensivamente —Tal vez hay más entre ustedes de lo que crees— sugirió con una sonrisa enigmática.
Minho frunció el ceño, sin entender la insinuación de su amigo —¿A qué te refieres?
Jeongin encogió los hombros, manteniendo su expresión misteriosa —Solo digo que a veces el odio es solo una máscara para algo más profundo— respondió enigmáticamente antes de cambiar de tema.
Mientras tanto, Han pasó la tarde en la biblioteca, tratando de concentrarse en sus estudios pero encontrando difícil sacar a Minho de su mente. Una y otra vez, se encontraba reflexionando sobre su último encuentro y las palabras de Jeongin resonaban en sus oídos. ¿Podría ser verdad que detrás de su animosidad hacia Minho, había algo más, algo que no se había permitido explorar?
Al final del día, tanto Minho como Han se encontraron sumidos en sus propios pensamientos, incapaces de sacarse de la cabeza el encuentro que habían tenido y las palabras intrigantes de Jeongin. Sin embargo, ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les deparaba en los próximos días, ni para los desafíos y sorpresas que vendrían con él.
(...)
Minho llegó a casa después de un día largo y agotador en la universidad. El sol se estaba poniendo, pintando el cielo con tonos dorados y rosados mientras él caminaba por el sendero que conducía a la puerta principal de su casa. Una vez dentro, dejó caer su mochila en el suelo y se dirigió directamente al salón donde encontró a su hermana mayor, Sihyeon, sentada en el sofá, concentrada en su libro.
—Sihyeon, ¿estás ocupada?— preguntó Minho, acercándose y dejándose caer en el sofá junto a ella.
Sihyeon levantó la vista de su libro y sonrió al ver a su hermano —¡Hola, Minho! No, no estoy ocupada. ¿Cómo fue tu día en la universidad?
Minho suspiró pesadamente, recostándose en el sofá —Fue... interesante— respondió, pensando en el encontronazo con Han y las palabras de Jeongin.
Sihyeon frunció el ceño, notando la expresión preocupada en el rostro de su hermano —¿Qué pasó? ¿Estás bien?
Minho asintió, pero luego suspiró nuevamente, decidiendo que necesitaba desahogarse con alguien de confianza —Fue Han— comenzó, contándole a su hermana sobre el choque en el campus y la constante tensión entre él y su rival.
Sihyeon escuchó atentamente mientras Minho le relataba la situación, asintiendo de vez en cuando para mostrar que estaba siguiendo la historia. Cuando Minho terminó de hablar, ella le dedicó una mirada comprensiva.
—Parece que tienes un enemigo declarado— comentó Sihyeon con una sonrisa ligera, tratando de aligerar el ambiente.
Minho soltó una risa amarga —Sí, algo así. Pero sabes, a veces me pregunto si hay algo más detrás de todo ese odio. Jeongin mencionó algo sobre eso hoy...
Sihyeon arqueó una ceja con curiosidad —¿Jeongin? ¿Qué dijo?
Minho frunció el ceño, tratando de recordar las palabras exactas de su amigo —Bueno, algo sobre cómo a veces el odio es solo una máscara para algo más profundo. No sé, suena un poco descabellado, ¿no crees?
Sihyeon sonrió enigmáticamente, poniendo su libro a un lado y colocando una mano en el hombro de Minho —A veces, Minho, las personas pueden sorprendernos. Pero si realmente te odia, tal vez eso sea todo lo que hay: odio. No siempre hay algo más detrás de las apariencias.
Minho reflexionó sobre las palabras de su hermana, sintiendo un leve desánimo en su interior. Quizás Sihyeon tenía razón y todo lo que había entre él y Han era simplemente animosidad. Con eso en mente, se levantó del sofá, agradeciendo a su hermana por escucharlo, y se retiró a su habitación, con la mente llena de pensamientos sobre el conflicto constante con Han y si alguna vez podrían superarlo.
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Are you ready for it? - Minsung
Fanfiction'Are you ready for it?' es una cautivadora historia que sigue la tumultuosa relación entre Minho y Han, dos estudiantes universitarios que se odian profundamente. A pesar de sus constantes roces y confrontaciones, un encuentro fortuito en una fiesta...