Capítulo 5: Sanando Heridas

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Después de desahogarse con su hermana, Minho se retiró a su habitación, sintiendo un peso menos sobre sus hombros. Aunque el dolor seguía presente, el apoyo de Sihyeon le había dado fuerzas para enfrentar lo que vendría a continuación.

Se dejó caer en su cama, su mente revoloteando con pensamientos y emociones tumultuosas. Se preguntaba cómo seguir adelante después de lo que había descubierto sobre Han, y cómo sanar las heridas que había dejado en su corazón.

Pasaron las horas, y Minho se sumergió en sus pensamientos, tratando de encontrar algún tipo de consuelo en medio de la tormenta emocional que lo envolvía. Recordaba los momentos compartidos con Han, las risas y las confidencias, y se preguntaba cómo todo había llegado a este punto.

De repente, un golpe suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. —¿Minho? ¿Puedo entrar?— preguntó la suave voz de Sihyeon.

Minho se enderezó en la cama y secó las lágrimas de sus ojos antes de responder —Sí, adelante.

Sihyeon entró en la habitación y se sentó junto a Minho en la cama, su rostro lleno de preocupación y compasión —¿Cómo te sientes ahora, Minho?

Minho suspiró, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros una vez más —Todavía estoy tratando de procesarlo todo, Sihyeon. Es difícil aceptar que Han me ha decepcionado de esta manera— admitió con pesar.

Sihyeon le ofreció una sonrisa tranquilizadora y puso una mano reconfortante sobre la de su hermano —Lo sé, Minho. Pero recuerda que el tiempo cura todas las heridas. Con el tiempo, aprenderás a sanar y seguir adelante.

Minho asintió, agradecido por las palabras de aliento de su hermana. Sabía que no sería fácil superar lo que había sucedido, pero con el amor y el apoyo de su familia a su lado, sabía que podía encontrar la fuerza para seguir adelante.

Los dos hermanos se abrazaron, encontrando consuelo y apoyo el uno en el otro en medio de la tormenta emocional que los rodeaba. Con el amor y el aliento de su hermana, Minho sabía que eventualmente encontraría la paz y la sanación que tanto necesitaba.

(...)

Jeongin y Felix caminaban por los pasillos de la universidad, inmersos en una conversación animada, cuando de repente escucharon voces elevadas que venían de una sala cercana. Se detuvieron instintivamente, curiosos por saber qué estaba sucediendo.

—¿Escuchas eso?— preguntó Jeongin, frunciendo el ceño mientras trataba de identificar de dónde venía el sonido.

Felix asintió, su mirada fijándose en la dirección de la voz —Sí, parece que alguien está discutiendo— respondió, con una expresión de preocupación en su rostro.

Los dos amigos se acercaron cautelosamente a la sala de donde provenían los sonidos, tratando de no ser vistos mientras escuchaban la conversación que tenía lugar dentro.

Dentro de la sala, Rosé estaba visiblemente alterada, sus ojos llenos de frustración y rabia mientras enfrentaba a Han —¡Estoy cansada de esto, Han! Siempre estás pensando en él, siempre repitiendo su maldito nombre una y otra vez. ¿Qué acaso no te das cuenta de cómo me hace sentir eso?— exclamó, su voz temblorosa por la emoción.

Han se quedó en silencio, su rostro una máscara de sorpresa y confusión mientras intentaba procesar las palabras de Rosé —Rosé, yo...— comenzó, pero fue interrumpido por un sonoro bofetón que resonó en toda la habitación.

Jeongin y Felix intercambiaron miradas sorprendidas, sin poder creer lo que estaban escuchando. Parecía que la situación entre Han y Rosé era mucho más complicada de lo que habían imaginado.

Dentro de la sala, Rosé se alejó de Han, su respiración entrecortada por la ira y el dolor —No quiero escucharte más, Han. Estoy harta de esto— murmuró, antes de salir de la habitación con determinación.

Han se quedó solo, su rostro palideciendo mientras procesaba lo que acababa de suceder. Parecía abrumado por la revelación de Rosé y las emociones conflictivas que la acompañaban.

Jeongin y Felix intercambiaron otra mirada significativa, su preocupación por Han creciendo a medida que observaban la escena frente a ellos. Parecía que las cosas entre Han y Rosé estaban llegando a un punto crítico, y no estaban seguros de cómo podrían ayudar a su amigo en medio de la tormenta emocional que lo rodeaba.

Jeongin respiró hondo antes de golpear suavemente la puerta de la habitación de Han. Esperó un momento antes de abrir la puerta y entrar, encontrándose con su amigo sentado en su escritorio, perdido en sus pensamientos.

—Han...— comenzó Jeongin con cautela, cerrando la puerta detrás de él —¿Puedo hablar contigo?

Han levantó la vista, sus ojos cansados reflejando la tormenta emocional que estaba experimentando. Asintió con la cabeza, indicando a Jeongin que tomara asiento en la cama frente a él.

Jeongin se sentó con cuidado, sintiendo el peso de la tensión en el aire —¿Qué pasó, Han? Acabo de escuchar a Rosé... parecía muy molesta— preguntó, su voz llena de preocupación por su amigo.

Han suspiró, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración —Rosé y yo terminamos— admitió con sinceridad, evitando la mirada de Jeongin —No pude evitarlo... no podía dejar de pensar en Minho.

Jeongin frunció el ceño, sorprendido por la revelación de Han. Sabía que su amigo tenía sentimientos complicados hacia Minho, pero no esperaba que fueran tan profundos como para afectar su relación con Rosé de esta manera.

—¿Minho?— repitió Jeongin, buscando claridad —¿Por qué estás pensando tanto en él?

Han miró a Jeongin con tristeza en sus ojos, su voz llena de pesar —Porque... porque no puedo sacarlo de mi cabeza, Jeongin. No importa lo que haga, siempre está ahí— confesó, su voz temblorosa por la emoción reprimida.

Jeongin se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Han. Sabía que no podía juzgar a su amigo por sus sentimientos, pero también sabía que necesitaba ayudarlo a superar esta situación de alguna manera.

—Lo siento, Han— murmuró Jeongin, poniéndose de pie y acercándose para abrazar a su amigo —Sé que esto debe ser difícil para ti. Pero sé que encontrarás la forma de superarlo.

Han devolvió el abrazo de Jeongin con gratitud, sintiendo un atisbo de esperanza en medio de la oscuridad que lo rodeaba. Sabía que tendría que enfrentar sus sentimientos por Minho de frente, pero con el apoyo de Jeongin a su lado, sabía que no estaría solo en este difícil viaje hacia la sanación.

Are you ready for it? - MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora