𝟏𝟔

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―¿LO PERDONO?

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―¿LO PERDONO?.―Alba se encontraba con Coco, lo había ido a visitar ya que Feli necesitaba ayudar armando la valija.―¿Vos que harías en mi lugar Coquito?.―El cachorro se quedó quieto mirándola.―Intentemos esto, si ladras una vez capaz que lo perdono, y si no haces nada entonces sigo enojada con el.

Coco empezó a ladrar y a la pelirroja se le escapó una sonrisa.―Bueno entonces lo pienso.

―¿De que hablan?.―Felipe se sentó a su lado, al cachorro lo trataban como si fuese una persona mas.

―Cosas de madre e hijito perruno.―Le sonrió.―¿Ya sabes que ropa vas a llevarte?.

―Toda.―El levantó los hombros.―Me voy un año entero, necesito todo.

―Bueno.―Se paró del piso.―Vamos que te ayudo a hacer la valija.

Llegaron a la pieza y comenzaron a separar las cosas en secciones para que les resulte más fácil todo.―Albi.―El ojiazul rompió el silencio.―Yo me enamore de vos.―Ella sonrió.―Pero vos no te enamoraste de mi.

Hizo una mueca, Felipe tenía razón. Por más que haya intentado enamorarse de él había algo que se lo impedía, sentía como que estaba traicionado a alguien, sin saber a quien exactamente.

―Perdón.―Jugó con sus manos y el negó sonriendo.

―No me pidas perdón por no sentir algo Albi.―Ella lo miró.―Con que me hayas amado fue suficiente.

―Yo te amo mucho Feli.―Acomodó unas cosas en la valija y se quedaron en un silencio.

Alba se sentía culpable por no poder estar enamorada de el, quizás si se hubiese enamorado todo sería diferente.

Cuando terminaron con la valija del chico, la pelirroja se despidió de Coco y de Feli. Prometió que vendría a despedirse antes de que el dejara el país y que iba a visitar a Coquito muy seguido.

En camino a su casa, se puso a pensar la situación con Matias. Recordó que Coco ladró cuando ella le dijo que si ladraba una vez pensaba en perdonarlo, lo iba a tomar como una señal.

―Mira donde nos venimos a encontrar.―La voz del chico la sacó de sus pensamientos, vestía la camiseta de boca y en su mano tenía un fernet, estaba saliendo de un kiosco.

―Hola Titi.―Sonrió inconscientemente cuando lo vio.―¿Cómo estás?.

El se acercó y le dio un beso en el cachete con ruidito, como hacía desde chiquito.―Re bien Albita.―La abrazó por los hombros.―¿Queres venir a casa?. Te tengo que dar algo.―Ella asintió y comenzaron a caminar en dirección a su casa.

Llegaron y los recibió Susy.―Hola mi vida, ¿Cómo estás?.―Saludó a la pelirroja dandole un abrazo.

―Hola tía Su, estoy bien.―Le devolvió el saludo.―¿Vos?.

𝐓𝐔𝐒 𝐎𝐉𝐎𝐒; 𝗺𝗮𝘁𝗶𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗰𝗮𝗹𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora