IV

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La mision de la legion de exploración duro cuatro días como máximo, días en los que James Stein pasaba, a su modo, pendiente de si ya habían regresado, eso a sus subordinados les parecía muy extraño, pero no preguntaron nada, solo se limitaron a responderle con un "Aún no señor" cuando preguntaba, y eso era al menos cuatro veces al día.

-¿Por qué creen qué el señor Stein este preguntando tanto por la legion de exploración? -Uno de sus subordinados, Amelia Scott, pregunto en un susurro.

-Puede ser que le deba un favor al sargento, aunque no se de nuestra incumbencia saber su motivo. -Un chico rubio llamado Caín le respondió con seriedad. -Ahora haz silencio, si nos regaña va a ser tu culpa Amelia.

La chica suspiro, James escucho la conversación que ambos soldados habían tenido, el también se preguntaba lo mismo, ¿Por qué carajos tenía que preguntar tanto sobre la legion? Aunque no preguntaba por toda, en realidad preguntaba por el Erwin, solo que no iba a preguntarlo directamente.

Ese día en la tarde la legion volvió con menos bajas de las que James previó que habría, y se enteró por uno de sus subordinados, el cual le indicó que Erwin lo llamaba para reunirse con el, le indico con seriedad a su subordinado que se retirara y el salió de su oficina hacía la del comandante.

-¿Qué necesita comandante Smith? -James paso a la oficina del rubio, donde sus ojos rojizos miraron con desinterés la decoración que había en su interior, simple pero elegante, para nada su gusto.

-Me informaron que preguntaste en varias ocasiones si habíamos regresado, es de suponer que quieres hablar conmigo. -Erwin fue directo, y como la vez anterior, no despegó sus ojos azules de el, esta vez su brillo quería decirle algo diferente, no era el mismo de aquella primera vez.

Dudo un poco en que debía responderle, "No se porque pregunte por usted" no era una opción. -¿Quién le informó sobre esa mentira comandante? -Su tono de voz salió de forma más baja, fue involuntario, el quería hablar como siempre, mostrando el desinterés que lo caracterizaba, pero no lo logró, sus latidos se aceleraron cuando aquel brillo destello y sintió que el comandante esperaba otro tipo de respuesta, y por algún motivo se puso nervioso.

-Quería que me dijeras, fue un rumor que escuche cuando pase cerca de su oficina, nada de importancia si no es verdad. -Erwin bajo su mirada azul a unos papeles. -Sin embargo creo que tenemos un asunto pendiente los dos.

¿Un asunto pendiente? Que el sabia no tenían uno, sus trabajos rara vez se cruzaban y cuando lo hacían, el se limitaba aún más en dirigirle palabra alguna.

-Puede informarme de que se trata, lo escucho comandante. -Respondió con neutralidad el pelinegro logrando esta vez que su voz no saliera con un tono de nerviosismo.

-¿Por qué me odia? -Erwin lo volvió a ver de manera seria, acto que causó que su boca dejara de querer hablar y que los latidos de su corazón latieran aún más rápido si eso era posible.

"¿Cómo podría odiarlo?" Fue su respuesta silenciosa más sincera, incluso más que su vida hasta el momento, intento que su rostro siguiera tan neutral y desinteresado como siempre lo estaba, y aunque sabia que no pudo mostrar sorpresa ante aquella pregunta, lo intentó disimular lo mejor que podía.

-A diferencia de otros soldados, usted siempre intenta evitar tener contacto hacia mi, ¿Es algún tipo de disgusto que tiene hacia mi persona? -Erwin siguió hablando esta vez poniéndose de pie caminando hacia una ventana.

James trago con dificultad, las palabras se le acumulaban en su garganta sin querer salir de ella, no entendía porque del sin fin de emociones que estaba sintiendo, y por primera vez no le disgustaba sentirlo.

-No... Establezco conversación con las personas, es algo que se sabe bien, no veo el porque de su pensamiento. -Su tono de voz pareció casi quebrarse en media respuesta, cosa que maldijo en su interior. -Y si es todo lo que tiene que discutir hacia mi, pido por si permiso para retirarme. -Y sin esperar a una respuesta, dió media vuelta dispuesto a huir de esa extraña plática que se acababa de realizar entre los dos.

Mundo sin igual - Erwin Smith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora