XI

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Hange tenía cierta actitud que a James lo desconcertaba, ¿Por qué estaba tan feliz por experimentar con titanes? Esa era una razón más para no decirle a nadie que el era portador del poder de uno, y aunque no tenía conexión con los nueve titanes originales, su poder no era débil.

El siguiente mes, tanto el escuadrón de Levi como Izan y Eren se fueron a lo que James creía que era el sitio más decadente que podía existir, y aunque, en teoría, él también debía de estar en ese grupo, no lo hacía, se encontraba junto a Erwin al menos dos horas por día, y si lo acompañaba en su oficina, se extendían hasta a nueve horas.

—Este día hay que festejar, ¿No lo crees James? —El comandante Smith se volteo a ver al mencionado, el cual leía un libro en aquel idioma que aún seguía aprendiendo.

—¿A qué se debería? —Pregunto James alzando su vista, su aniversario de noviazgo aún estaba lejos, no había un cumpleaños cerca, así que no veía razón del porque celebrar.

—Después de casi seis años de estarte insistiendo en que te unieras a la legion, dieron sus frutos, y dentro de una semana me acompañaras a tu primera misión oficial. —Respondió Erwin con una amplia sonrisa en su rostro.

—Erwin, no es para tanto. Te he acompañado en una que otra exploración. —James respondió con un tono tranquilo de voz, siempre que podía pedir "vacaciones" lo hacía, y las aprovechaba para acompañar en una que otra misión a la legion, esto sin que nadie más se enterará.

—Es cierto, pero no como un miembro oficial de la legion de exploración. —Erwin acerco una pequeña copa con vino. —Es solo por hoy James, se que no te gusta beber mucho.

—Tu eres el que no debería beber ni una gota de alcohol. —Al final, el pelinegro aceptó aquella copa elegante de cristal con aquel líquido rojizo. —Que sea solo una, no quiero beber mucho.

Y "Una sola copa de vino" se convirtió en casi media botella compartida entre los dos, aún seguían en el interior de la oficina del comandante de la legion, y aunque lo sabían, no les importaba, era bastante tarde y no creían que nadie los iba a interrumpir.

Pequeños besos entre los dos, pasaron a ser caricias, y de caricias a entregarse al otro como si fuera la primera vez que lo hacían, el alcohol lo hacía un tono más caliente sin perder el cariño de cada caricia.

—¡Erwin! ¡Los experimentos dieron como... Resultado..! —Hange entró sin toque alguno a la oficina de Erwin, sin estar pendiente de los curiosos sonidos que provenían de su interior. —Oh... Mierda... Eh si, volveré mañana... Mejor... —Y volvió a cerrar lentamente la puerta con un leve trauma creado en ese instante.

Y no era para menos, James se encontraba saltando sobre el miembro de Erwin, soltando leves jadeos y gemidos cuando intentaba decir el nombre de aquel rubio en medio de la lujuria; su piel blanquecina se encontraba rojiza en varios lugares producto a las numerosas marcas que había en ella. Erwin no se quedaba atrás, aunque por mucho la piel de James estaba más llena de aquellas pequeñas muestras de amor.

Ambos voltearon a ver al mismo tiempo a la sargento, y al oír la puerta cerrarse con su típico chirrido, Stein escondió su tan encendido rostro en el cuello del comandante, mientras que este reía de forma leve acariciando su espalda para tratar de tranquilizar la vergüenza que estaba sintiendo el pelinegro.

Tenían cinco años de relación, y en ningún momento tan íntimo como ese habían sido "atrapados infragantes" , y como todos dicen, para todo hay su primera vez, incluso para ese tipo de situaciones tan curiosas.

A la mañana siguiente, tanto los dos capitanes, James y Levi, fueron convocados junto con Erwin, al informe de los múltiples experimentos que hacia la castaña con los titanes que había capturado cuando fue destruido el distrito Trost.

El capitán Levi sentía una especie de incomodidad, no, más bien era vergüenza en el ambiente, este curioso sentimiento, provenía de James Stein, el cual intentaba tener su típica expresión desinteresada pero un leve color carmín en sus mejillas, hacia que Levi se confundiera. Estaba al tanto de la relación de esos dos, al igual que Hange, pero ni así era capaz de descifrar el porque de aquel ambiente.

Hange entró por la puerta de la habitación con un pequeño retraso en el tiempo. —¡Muy buen día! —Saludo con una sonrisa. —Espero que descansarán bien, aunque de parte de ustedes dos. —Señalo con dos dedos a James y a Erwin. —Lo dudo mucho, tuvieron una noche loca, ¿No?

Levi entendió todo gracias a las palabras de aquella sargento que miraba de forma curiosa a la pareja de la habitación mientras indagaba en el hecho de que si los titanes también tenían ese "instinto" de reproducirse.

Mundo sin igual - Erwin Smith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora