III

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Todos eran ingenuos para los ojos de James, y desde el día que Erwin Smith le había ofrecido unirse a la legion de exploración lo creía con más firmeza, sin embargo algo en aquel comandante lo dejaba con confusión, irradiaba una energía, un aura de confianza y valentía que no había visto nunca, sin contar el hecho que algo en aquel brillo de sus ojos lo hacía preguntarse el porque quería con tanto afán luchar contra un enemigo que no iba a poder derrotar.

Había pasado una semana desde aquella plática, y aún así, no podía darle una respuesta a la simple pregunta que se hacía constantemente, ¿Qué veía Erwin en la humanidad como para arriesgar su vida? Tenían uno que otro encuentro, sus miradas se cruzaban en cada uno por unos cuantos segundos, algunos más largos y otros mucho más cortos, de un saludo algo forzado por parte de James no pasaban, y aún así se sentía extraño.

No era la debilidad llamada tristeza lo que sentía, ni la absurda felicidad, era algo que envolvía su corazón con calidez, que hacía que sus latidos fueran más rápidos cuando lo miraba, sus manos tenían un pequeño temblor que disimulada a la perfección, al igual que el involuntario nerviosismo cuando hablaba. ¿Era una enfermedad acaso? Creía que era así.

Incluso le había preguntado a su hermano menor que tenía la humanidad para salvarla, y el le respondió que dependía mucho de la visión de cada persona, y hasta ahí quedo su conversación, James no era alguien de muchas palabras y todos lo sabían, no pasaba mucho hablando con su superior, y sólo respondía con lo necesario, ¿Entonces porque había demorado tanto en hablar con Erwin?

Tenía que quitárselo de su cabeza a como diera lugar, era una distracción en sus labores y lo hacía ver débil y patético, "Si sigues pensando así, seguirás siendo un estorbo en la vida de alguien, no eres más que una miseria a los ojos mios" Las palabras de su madre se repetían como un mantra en su cabeza, y quizás por sus enseñanzas era que se comportaba de esa forma, nadie nunca le enseño a expresarse como los demás, a sonreír por cualquier cosa como alguien que no se preocupaba, nadie nunca le enseñó la esperanza de tener vida. Nadie le dijo que tenía que motivarse por cualquier cosa, no importaba que tan absurda era.

-Tiene que ir a vigilar el inicio de la mision de la legion, asegúrese que ningún civil se vaya con ellos. -Le encargó el comandante de la policía militar, el tenía que llevar a su escuadrón a vigilar a las tantas personas que veían con emoción a los soldados, era algo que siempre tenía que hacer.

-¡Esos soldados son tan valientes! ¡Mira cómo van al exterior para encargarse de los titanes! -Un niño castaño veía con admiración en sus ojos verdes a los tantos soldados que pasaban

¿Valientes? ¿Qué tenía de emocionante ir a fuera de las murallas? Habían más monstruos humanos que los mismos titanes, su madre era uno de ellos y aún así, era admirada por muchos ingenuos, justo como ese niño.

Erwin encabezaba la mision, durarían unos días para ver qué camino había más allá, solo era una misión de reconocimiento, una que traería más muertes que información sobre los titanes, y aún así había niños que les gustaría unirse a esa division para ver el exterior, no entendía nada de ese mundo.

¿Erwin iría a morir en el transcurso de la misión? Una punzada en su pecho inicio después de pensar en aquella posibilidad, ¿Era preocupación lo que sentía? Frunció su entrecejo al pensar en ello, no debería importarle eso, no era nada importante para el como para que tuviera que hacerlo, solo era una persona ingenua más, entonces, ¿Por qué sentía miedo de perderlo?

Cuando aquel encargó dio por finalizado, camino hacia su oficina sin poder poner la mente en blanco, su cabeza estaba llena de la misma pregunta, ¿Regresará a salvó? ¿Saldrá herido? ¿Estará vivo? Se estaba empezando a hartar de el mismo, había muchas cosas por las cuales podía pensar, pero no podía, no lograba hacerlo.

Mundo sin igual - Erwin Smith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora