⌑ oo. edward cullen fanfiction !
❛ 彡 ✨ ⚘ ‧₊˚ ༄ ⋆ ramé !
─ ๑ ⊹ en donde Edward se
encuentra cayendo poco a
poco bajo los encantos de
Avery Kingsleigh
───── written by -lovelixs 2023 ♡︎ !
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❴ 𝔄𝔳𝔢𝔯𝔶 ❵
MUERTE.
Una palabra muy fuerte para algunos, pero que al final de cuentas era cómo terminaba el ciclo de la vida. Porque es así de simple: naces, creces, mueres.
Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado los motivos en los últimos meses. La muerte no estaba en mi lista de pendientes. Yo jamás iba a morir, no lo haría. Y aún así no tenía miedo de que en algún momento llegara a pasar.
Seguramente, morir en lugar de una persona, alguien a quien amas, era una buena forma de terminar.
Yo moriría por Marcus, así como él murió por mi.
Cuando los Cullen nos encontraron en el estudio de ballet ya había sido demasiado tarde. Marcus había muerto y yo estaba por hacerlo de no haber sido por la intervención de Jasper y Emmett. Carlisle me había curado las heridas y Edward se había encargado de sacar el veneno de la mordida de James de mi sistema.
Debía estar agradecida, pero no era así.
Los dos meses previos al "accidente" fueron una lenta tortura. No le dirigía la palabra a nadie, ni a Bella, ni a Edward, mucho menos a mis padres. No había hablado de lo ocurrido con nadie por más que los demás lo intentaban. Pero ni siquiera podía ver a los ojos a mis padres, pues cada que lo hacía venía a mi mente el desgarrador llanto de ellos al enterarse de la muerte de mi hermano y que su cuerpo había desaparecido.
Había sido mi culpa y lo sabía. Si tan solo les hubiera hecho caso cuando me dijeron que me alejara de los Cullen. ¿Pero como iba a saber yo que esto pasaría?
Lo único que quería era dormir todo el día, encerrada en mi habitación mientras lloraba abrazando a Fall. Esa había sido mi rutina durante dos meses y planeaba que siguiera siendo así por mucho tiempo más.
La puerta de mi habitación no se había abierto más que para que mi madre entrara a dejarme la comida, aunque rara vez comía. La ventana de mi habitación estaba abierta siempre para que la brisa fresca entrara por esta, aunque sabía que a veces Edward venía a verme, supongo que para asegurarse de que no haga ninguna tontería en medio de mi depresión. Pero no tenía ánimos para hacer nada estúpido ni para regañarlo por entrar sin permiso.
Esa mañana, enrollada completamente en las sábanas, estaba echa bolita en mi cama. No se escuchaba nada más que los suaves ronquidos de Fall a mi lado y mi respiración lenta. Mordía mi labio inferior, un hábito que había tomado hace un tiempo, por lo que ya lo tenía rojo y cortado.
