capitulo 1

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¿Cómo termine en esta situación?

¿Cómo termine enredada en este lío?

Tenía opciones, opciones infinitas, pude haberme negado, pude haberme retirado de ese lugar, pude hacer mil cosas más que no fuera la elección que tome al final.

Yo misma me he encadenado, ellos ofrecieron las esposas, yo fui quién las tomo y se encadenó.

Solo yo soy la responsable de mis acciones, pero de algo si estoy muy segura, yo me metí en esto y yo puedo salir de igual forma.

Necesito pensar... necesito pensar que hacer, ¿Cuál será mi siguiente movimiento?, debo ser precisa y exacta, sin marcos de error, inteligente con cada acto y acción, audaz, atrevida...sin titubear, pero al mismo tiempo debo ser curiosa e inexperta. Y todo eso tiene que encajar en un molde perfecto...¿Cómo podré hacer eso?

Me pierdo en mis pensamientos que no escucho que Amelia me llama desde la puerta hasta que está casi frente a mi.
-Hey, estás ahí?- dice a la par que chasquea los dedos frente a mi cara. -lo siento, estaba pensando en algo sin importancia- miento. -¿Sin importancia?- responde Amelia alzando una ceja en señal de que mi respuesta no la a convencido para nada.
- A mí no me engañas Damara, te conozco lo suficiente como para saber que esa mirada perdida es señal de que algo te preocupa- Amelia me conocía bastante, más de lo que me gustaría aceptar.
-Ya dime Damita, ¿Que te tiene tan preocupada?- "Damita" el apodo que ella escogió para mí y que solo permito que ella lo diga, lo odio, en parte es un diminutivo de mi nombre, pero por otra parte suena a qué soy "delicada" o al menos es lo que los demás podrían pensar y no me gusta que la gente me vea de esa forma, yo soy una mujer decidida y fuerte. -No es nada, un tema sin importancia que le estoy dando muchas vueltas en mi cabeza- ¿La abre convencido con eso?
-si le estás dando tantas vueltas entonces es importante- Está mujer no va a ceder, mejor dejo de intentarlo. -jajaja, okey okey tu ganas, ayer por la noche paso algo que me tiene inquieta, pero no quiero hablar de eso ahora, si?-

Amelia me mira algo confundida, pero después relaja su mirada. -Esta bien, no insistiré mas, pero recuerda que puedes contar conmigo para todo, ¿Aún lo recuerdas verdad?- me pregunta Amelia con cara de preocupación a lo que yo respondo con una sonrisa sincera y un simple "si".

La tarde pasa con relativa normalidad, termino trabajo que tenía pendiente y eso me lleva el resto del día, al final salgo de mi oficina, agotada y con ganas de deshacerme de estos malditos tacones del carajo.
Estoy acostumbrada a zapatos altos pero estos son extremadamente altos.

Llegó a casa,me quitó los tacones y me sirvo una copa de vino, trato de relajarme, me he pasado casi 10 minutos intentando escoger algo para ver en la televisión hasta que un mensaje de texto llega a mi teléfono y se apodera de toda mi atención.

Número desconocido:
Que tal?
Nos conocimos ayer, me recuerdas?
Me diste tu número para hablar más al respecto del...tema...sabes no acostumbro hacer esto, me refiero a tener que hablar las cosas para explicarlas..

Número desconocido:
Escríbame cuando quiera, estaré al pendiente bonita.

Me quedo un rato leyendo los mensajes, sin responder, sin hacer nada, claro que se quién es y en parte también se lo que debo hacer, pero aún existe en mi una voz que me grita"no lo hagas", "aún estás a tiempo para retirarte", pero esa voz cada vez se hace más pequeña y lejana, cada vez la escucho menos y la cubre una más poderosa que dice "hazlo", "tienes que hacerlo, lo sabes".

Al final, esa voz y me gusta pensar que los efectos del alcohol hacen que tome una decisión de la cual tal vez me arrepienta...o tal vez no.

Tu:
Claro, dime dónde reunirnos para hablar, solo para hablar,la verdad también me interesa, pero primero hay que hablarlo.

En qué me acabo de meter.

Por tu guerra, por tu pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora