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-Hey, how do you say Brazil in japanese?-preguntó mientras lo observaba fijamente.
-¡Tú eres Doninha, un monstruo de Brasil!
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❝𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘉𝘳𝘢𝘴𝘪𝘭❞
UNA SEMANA DESPUÉS
▪︎Osvaldo se encontraba en un torbellino de emociones. Las últimas dos semanas habían sido un torbellino de cambios y desafíos. Su tobillo, que antes parecía una carga pesada, ahora se sentía más ligero, más funcional. La posibilidad de volver a jugar al fútbol lo llenaba de alegría y ansias.
Pero había otras preocupaciones que lo atormentaban. Frida, había quedado en segundo plano. El olvido del cumpleaños y el boleto para estar en Japón. Sabía que tendría que enfrentarla, pedir disculpas y tratar de enmendar su error. Frida cuando lo vea lo va a intentar matar, no tenía pruebas pero tampoco dudas.
Y luego estaba Blue Lock. Ahora, Ego había dado un giro inesperado. Osvaldo ya no era parte de Blue Lock. Las palabras de Ego resonaban en su mente: "Los jugadores ya no te necesitan. A partir de ahora, deben forjar su propio camino sin la guía de un profesional". El dolor de ser descartado estaba en su pecho, aunque aceptaba que tuvo actitudes inmaduras y para nada profesionales, como Nagi había dicho anteriormente.
A pesar de todo, Osvaldo encontraba consuelo en los recuerdos. Recordaba las risas con Bachira, las conversaciones con Isagi, las charlas con Reo y la pelea con Nagi. Había formado lazos fuertes con sus "chamacos", y ahora, en el aeropuerto, se sentía solo. La jaula de su gato Richarlyson era un recordatorio tangible de su vida en Japón, y la maleta en su otra mano contenía sus pertenencias más preciadas.
¿Cómo había llegado a esta situación donde solo quería tirarse al suelo y llorar?
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Osvaldo abrió los ojos, sorprendido al escuchar las palabras de Ego resonar en su mente: "Osvaldo, ya no eres parte de Blue Lock. Fuiste de gran ayuda y los jugadores están más egoístas que nunca, pero es hora de que ellos se desarrollen solos". La noticia lo golpeó como un balón inesperado. Volteó a ver a Anri, buscando explicaciones en sus ojos, pero la pelirrosa bajó la mirada, evitando el contacto visual. Asintió, entendiendo que tenía que irse. Su trabajo ya estaba hecho, y no dudaría en aceptar su destino.
