Mi corazón se agitaba mientras caminaba por el camino hacia mi hogar, la Madriguera. Estaba ansiosa por reunirme con mi familia para celebrar la Navidad juntos. La casa estaba llena de risas y alegría, o eso esperaba. Sin embargo, esa noche, mi corazón se rompería en mil pedazos.
Al llegar a la puerta principal, escuché sonidos apresurados y susurros misteriosos provenientes de la sala de estar. Me pareció extraño, así que decidí entrar sigilosamente. Lo que vi allí me dejó sin aliento.
En el rincón de la sala, Harry y Cho estaban abrazados, compartiendo un beso apasionado. Mi esposo, mi amor durante tantos años, estaba traicionándome justo delante de mis ojos. El dolor y la ira se apoderaron de mí, sintiendo que mi mundo se derrumbaba.
Sin poder controlar mi angustia, corrió a toda prisa hasta nuestro dormitorio. Las lágrimas brotaban de mis ojos mientras me dejaba caer sobre la cama. Cada imagen de nuestra vida juntos se agolpaba en mi mente. ¿Cómo pudo haberme hecho esto? ¿Cómo pudo Harry ser tan cruel?
Los días siguientes fueron una tormenta emocional. Hablé con Harry sobre lo que había visto y exigió una explicación. Fue devastador escuchar sus palabras vacías y las disculpas insuficientes. Nuestro matrimonio, ese vínculo que una vez parecía indestructible, se estaba desmoronando frente a mis propios ojos.
El proceso de divorcio fue aún más angustiante. Luchamos por la custodia de nuestro hijo, Albus. No quería separar a nuestro hijo de su padre, pero tampoco podía soportar la idea de que sufriera por la infidelidad y la ruptura de nuestra familia.
A medida que las audiencias y las batallas legales seguían su curso, mi corazón no dejaba de doler. Aquella que una vez fue mi familia perfecta se había convertido en una pesadilla dolorosa. Todos los recuerdos felices que alguna vez compartimos se volvieron sombras de lo que fue.
Finalmente, el juez emitió su veredicto. Ginny Weasley, yo, tendría la custodia total de Albus, mientras que Harry solo tendría derechos de visita limitados. Era una victoria agridulce. Mi hijo era lo más importante para mí, pero me dolía saber que su relación con su padre se vería afectada.
En medio de la tristeza y el dolor, encontré la fuerza para seguir adelante. Me concentré en brindarle a Albus la estabilidad y el amor que necesitaba. Trabajé duro para construir una nueva vida para nosotros, rodeándonos de amigos y familiares que nos apoyaban.
La Navidad llegó una vez más, trayendo consigo recuerdos de los tiempos pasados y la pérdida de lo que solíamos tener. Pero también trajo consigo una nueva esperanza. La tristeza no desaparecería por completo, pero con el tiempo aprendí que podía encontrar la felicidad nuevamente.
Ginny Weasley, una vez rota y traumatizada, se convirtió en una mujer fuerte y resiliente. Después de todo el dolor, el divorcio y la lucha, encontré mi camino hacia la sanación y la renovación. Quizás algún día, incluso encontraría un amor que verdaderamente me mereciera.
La Navidad sigue siendo un tiempo de reflexión para mí, un recordatorio constante de lo que perdí. Pero también es una oportunidad para reunirme con aquellos que realmente me importan y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Aunque mi historia tiene un comienzo triste, confío en que habrá un nuevo amanecer para mí y para Albus, una Navidad llena de amor y esperanza.
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Hermione Granger: los secretos de Harry
FanfictionLa verdad nunca salió a la luz, eso pensaba Harry. las personas que nunca expresarte tus sentimientos son difíciles de olvidar.