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La Gran Boda de Hermione y Draco
El Gran Salón de Hogwarts estaba decorado con elegancia y sofisticación. Las luces brillaban y las flores desprendían un agradable aroma en el aire. Todos los estudiantes, profesores y miembros del mundo mágico se habían reunido para la ocasión más esperada: la boda de Hermione Granger y Draco Malfoy.
Hermione se encontraba en el dormitorio de las chicas, luciendo un hermoso vestido blanco mientras sus amigas la rodeaban, ayudándola con los últimos detalles. Ron Weasley, su antiguo amor, estaba allí, tratando de ocultar su melancolía detrás de una sonrisa forzada.
Mientras tanto, en el dormitorio de los chicos, Draco se contemplaba en el espejo, nervioso pero emocionado por el gran paso que estaba a punto de dar. Su madre, Narcissa, lo miraba con orgullo y le daba un último consejo sobre cómo tratar a Hermione con amor y respeto.
Finalmente, el momento había llegado. El Gran Salón estaba lleno de expectación y emoción. La música comenzó a sonar y todos se pusieron de pie para recibir a la novia. Hermione caminó hacia el altar, deslumbrante y radiante, dejando sin palabras a todos los presentes.
Draco no dejaba de mirarla, sus ojos llenos de asombro. Había dejado atrás su orgullo y prejuicios, y ahora solo veía a la mujer que amaba. El mundo mágico no podía creer lo que estaban presenciando: el matrimonio de una sangre de nacida y un sangre pura.
La ceremonia continuó con palabras de amor y compromiso pronunciadas por la directorq de Hogwarts, Minerva McGonagall. Los amigos cercanos de Hermione y Draco leyeron hermosas palabras de felicitaciones y consejos para su vida juntos. Hubo lágrimas de alegría y risas de complicidad.
Pero, como cualquier gran historia de amor, también había espacio para el drama. El padre de Draco, Lucius Malfoy, quien nunca aprobó su relación con Hermione, hizo un inesperado y angustiado intento de estropear la boda. Afortunadamente, Harry Potter y sus amigos estaban allí para intervenir y detenerlo.
Mientras las cosas se calmaban y la ceremonia continuaba su curso, Hermione y Draco intercambiaron sus votos, prometiendo amarse y apoyarse en todas las circunstancias. Sus palabras estaban llenas de amor y determinación, dejando claro que habían superado todos los obstáculos para llegar a ese momento.
Finalmente, llegó el momento más esperado: el beso. Ante la atenta mirada de todos sus seres queridos, Hermione y Draco se besaron apasionadamente, sellando su unión y dando inicio a una nueva etapa en sus vidas.
La fiesta continuó hasta altas horas de la noche. Todos celebraron la unión de Hermione y Draco, dejando atrás cualquier diferencia pasada. El amor había triunfado sobre el orgullo y los prejuicios, recordándole al mundo mágico que el amor no tiene límites y que el verdadero poder radica en el corazón.
Muchos años después, Hermione y Draco siguieron juntos, superando los desafíos y construyendo un futuro sólido como pareja. Si bien su amor no fue fácil, demostraron que con paciencia, comprensión y aceptación, dos personas pueden superar cualquier adversidad y encontrar la felicidad verdadera.
Y así, la boda de Hermione Granger y Draco Malfoy se convirtió en un símbolo de amor y esperanza para el mundo mágico, recordándoles a todos que incluso en medio de la oscuridad, siempre hay espacio para el amor verdadero.
