Jacob estaba sentado en la barandilla de las escaleras cuando le vi
- ¿Tú también has elegido esta casa? - le pregunté cerrando la puerta mi espalda
- Yo no la he elegido, ella me ha elegido a mi
- Oh, que poético - ironicé poniéndome una mano en el pecho - ¿eres así siempre?
- ¿Así de increíblemente encantador? Si, siempre
Solté un pequeño suspiro mientras negaba con la cabeza
Jacob empezó a acercarse hacia mi
- Vamos a ir a entrenar en una hora – me informó - ¿tienes hambre o algo?
- ¿Sabes cocinar? - le pregunte
- Obviamente – dijo – aparte de ser extremadamente guapo se hacer otras cosas
Me empecé a reír
- Que humilde eres – dije todavía riéndome
- Por algo estoy aquí y no en la casa de la humildad – me dijo - entonces quieres que te prepare algo de comer o que
- No, me voy a entrenar directamente – le dije – si eso como luego
Abrió los ojos impresionado casi al instante
- ¿Segura? ¿No deberías descansar?
- Segurísima - afirmé - pero primero me voy a cambiar, sería raro entrenar con vestido
- Las habitaciones están arriba – me dijo con una sonrisa 'encantadora' según él
Subí las escaleras y vi las puertas que había, en una de ellas estaba mi nombre tallado, empujé la puerta para que se abriera, en la habitación había una cama doble, un armario de madera y un espejo de cuerpo entero todo esto iluminado por un gran ventanal
Genial, solo la habitación era más lujosa que toda mi casa en el distrito E. Aunque la verdad es que no era muy difícil conseguir eso
Me dirigí hacía el armario, ahí había ropa de deporte de mi talla
Puede que fuera un poco raro que supieran mi talla exacta pero la verdad es que ni siquiera me lo replantee
Me quité el vestido y me puse unos pantalones deportivos anchos negros y un top deportivo blanco
Sali de la casa de valentía y me dirigí a el campo de combate que, según lo que me habían dicho, íbamos a utilizarlo para entrenar, ahí estaba Cécile dándole golpes a un maniquí
- Das golpes solo con el brazo, utiliza la inercia de todo el cuerpo – le recomendé
- ¿Perdona? - dijo mirándome
- Aprovecha la inercia del cuerpo para dar un golpe – le dije, luego me fijé en sus nudillos – estas sangrando, ¿lo sabes verdad?
- Si es que...Tengo miedo - admitió -, como el rey ha dicho que se llevará a los siete más débiles. Y probablemente los mate...
- No te preocupes por eso – dije – deberías descansar y vendarte eso
- Creo que en esa caja hay un botiquín - me dijo señalando una caja de madera pintada de blanco
La abrí y dentro, como Cécile había dicho había varias vendas y pastillas, saqué un rollo de venda
- Ven – le dije, y cuando se acercó empecé a vendarle la mano – ¿sabes pelear?
- Eh... No
- Manejar un arma
- Tampoco
- ¿Algo de defensa personal?
- Pues... Va a ser que no
Termine de vendarle la mano
- Bueno da igual yo te enseño
- El problema es que van a ver si sabes combatir cuerpo a cuerpo y con espada
Me fije en algunas varas alargadas que había en el suelo
- Pues para dominar algo hay que practicar ¿verdad? - cogí dos varas del suelo y le lancé una que consiguió atrapar, aunque casi se le cae – en guardia
- ¿¡Que!? - Casi se le salen los ojos de las obritas -. Espera, yo no sé combatir con espada
- Tendrás que aprender
🥀🥀🥀
Le lancé una estocada que consiguió parar, intentó atacarme con toda su fuerza, paré su ataque y, además utilicé su propia fuerza contra ella, le di un golpe y conseguí desarmarla; se cayó al suelo
- Te has pasado un poco Lía – me dijo Thomas Watson, el pelirrojo de la sección A, le miré – no deberías haber ido con tanta fuerza
- Tampoco ha sido para tanto – replico Jacob, luego se empezó a reír – porque no la has visto con los guardias, ahí sí que se pasaba
Thomas le fulminó con la mirada, yo puse los ojos en blanco
Cécile resoplo para quitarse un pelo de la cara, empecé a mirarla
Ella tenía la respiración acelerada, el pelo pegado a la frente y el cuello por culpa del sudor y le temblaban los brazos por el esfuerzo físico
Solté el palo y le tendí una mano
- Venga levanta – dije
Esperó unos segundos, después agarró mi mano y se levantó
- Venga otra vez – dijo cogiendo su palo y colocándose en posición de guardia
- No – me negué - tienes que descansar
Vaciló antes de bajar la guardia
- Estoy bien, no me hace falta descansar
- Odio llevarte la contraría, pero... - empezó a decir Thomas algo nervioso – se te nota cansada y además nos van a hacer los tatuajes de nuestra casa en diez minutos, no querrás que te vean así de cansada
Cécile empezó a replantearse lo de descansar
- Espera... ¿Tatuajes? - los tres se giraron hacía mi con cara de incrédulos por no saber lo de los tatuajes –. ¿Por qué siempre soy la única que no se entera de nada?
Jacob se empezó a reír negando con la cabeza
- Los tatuajes son para mantenernos controlados – explico Thomas, le mire con cara de no entender nada, él se puso rojo y me aparto la mirada – ya sabes, para saber de qué casa es quien, para saber nuestras cualidades, personalidad, puntos fuertes y débiles... Esas cosas
- Que puedan saber todo eso con un tatuaje suena un poco a psicópata, no voy a mentir - murmuré
- ¿Y que nos traigan a un sitio raro para que no destruyan todo lo que conocemos no te suena a psicópata? - pregunto Cécile que se había sentado en una de las cajas de madera
- Creo que todo lo que esté relacionado con estos capullos suena a psicópata - dijo Jacob jugueteando con una daga que, como no, era madera - ¿no os parece raro que todo sea de madera?
Tiro la daga a una diana y acertó de lleno
- Ojalá eso fuera lo único que me parece raro – dijo una voz, me giré y era Tara que estaba muy sería, cuando me vio me dedico una sonrisa rápida, aunque tranquilizadora, luego se volvió a poner seria – venga, han venido ya los que nos van a hacer los tatuajes – ninguno de nosotros nos movimos -. Venir antes de que decidan traer a los guardias, o hacer lo que queráis. Me da igual
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La tierra de los monstros
Khoa học viễn tưởngHace algunos años unas extrañas criaturas aparecieron, ahora el gobierno tiene que entregar a dieciocho personas al año para evitar que les destruyan.