Capitulo 6

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Fuimos al comedor, donde había dos filas, una con chicas y otra con chicos

- Los recién llegados por favor pónganse en la fila de su género biológico respectivo – dijo una voz de mujer – gracias por su colaboración

Las ventanas del comedor estaban rotas y tenían enredaderas creciendo a través de ellas, las mesas eran las típicas plegables de color blanco con moho por la humedad, el suelo era húmedo y había hierba creciendo entre el cemento

Cada uno de nosotros fuimos a nuestras respectivas filas y esperamos a nuestro turno

Depende de la persona le hacían el tatuaje en una parte diferente, a Cécile le habían puesto el tatuaje en el tobillo, a Jacob en el cuello, a Tara en la cintura...

Y ahora era mi turno

Me fije en la tatuadora, era una persona medio araña – literalmente – tenía dos ojos bastante grandes que eran completamente rojos y luego otros seis más pequeños que eran negros, tenía brazos y piernas normales, pero aparte tenía ocho patas de araña, su piel era morada clara y su pelo negro y corto, por el resto parecía completamente humana, me miraba con poco interés mientras comía chicle

Cogió mi mano e hizo un corte no muy profundo en el centro de la palma de mi mano con una de sus patas, luego, examino mi sangre y me miró de arriba a abajo, su expresión de desinterés se había convertido en una de intriga, luego cubrió la herida que había hecho con un poco de tela de araña – que curiosamente era bastante resistente – y cogió una paleta con colores, me volvió a mirar de arriba a abajo y luego cogió la tinta de color rojo con una de sus patas y me hizo una cruz sobre la clavícula, luego con la pata con la que me ha había hecho el corte en la mano me presiono sobre la cruz que había hecho para terminar de fijar el tatuaje

- Venga vete – me dijo muy secamente, no la hice caso - ¿no me has escuchado? Que te vayas

- Vale, vale, tampoco te pongas así - dije levantando las manos

- ¿Te crees mucho? - dijo con un tono de indignación - acaso no sabes que te puedo matar si me viene en gana

- Mátame si quieres – dije – pero no me hago responsable de que el rey decida para ti un destino mucho peor que el mío

- Al rey le da igual tu existencia, humana – eso ultimo supongo que lo dijo en forma de insulto, pero la verdad es que me dio igual, me habían dicho cosas mucho peores. Se le da fatal hacer sentir mal a la gente la verdad, hasta se le nota la inseguridad en la voz

- ¿Entonces por qué cojones nos trae aquí ese capullo sino? - dije entre risas y luego me volví a poner muy sería, pero con un tono burlón en los ojos – nos quiere para algo, y si estropeas su mercancía, aunque seas su primer general te irá muy mal - noté el miedo en su mirada y sonreí - imagínate lo que le haría a una simple tatuadora

Vi que un guardia medio polilla se acercaba a mi

- Sera mejor que te apartes de esta mortal – le dijo a la tatuadora medio araña

La chica medio araña iba a añadir algo más, pero al final se cortó

Me giré y fui a donde estaban los que ya estaban tatuados

Fui hacía donde estaban Cécile, Thomas, Jacob y... Un chico que no conocía, los dos primeros y el chico me miraban algo impresionados, Jacob no tanto

- ¿Qué? - dije cuando llegué hasta ellos y ninguno decía nada

Jacob me sonrió con su maldita sonrisa perfecta

- Este es Alex – me dijo Jacob – sección D

Miré al chico era alto, tenía los ojos marrones oscuros y achinados que mostraban bastante curiosidad – lo cual no solía pasar con los de la sección D –, su piel era color café con leche y su pelo era de color marrón oscuro y rizado

- Encantada, supongo

Me dedicó una sonrisa insegura

- ¿Qué te pasa? – dije mirándole curiosa – ¿tienes miedo?

- Bueno después de lo que le acabas de escupir en la cara a esa tatuadora... - empezó a decir Cécile - es normal tener miedo

- No hay porque tener miedo – dijo Jacob pasándome un brazo sobre los hombros – Lily no nos va a hacer nada

- ¿Lily? - pregunté extrañada

- Si – dijo con una sonrisita – desde ahora te voy a llamar así

Sonreí un poco

- Te odio mucho a veces – murmuré

- Me quieres y lo sabes Lily

Iba a decir algo, pero Thomas me interrumpió

- Eh... No es por interrumpiros ni nada, pero seguimos aquí - dijo medio rojo jugueteando con sus dedos

Jacob miró con cierto odio a Thomas

- ¿Y quién os obliga a seguir aquí? - preguntó Jacob secamente

- Eh... Bueno... Yo... - balbuceo Thomas nervioso ahora aún más rojo

- Quita – le dije a Jacob empujándole suavemente por la costilla, esté le dedicó una mirada de odio a Thomas, otra vez, luego me dirigí a Alex - ¿y tú vas a hablar o qué?

- Clara, claro – dijo nervioso – como ya ha dicho Jacob, soy Alex tengo diecinueve y soy de la sección D

- ¿Casa? - pregunté apoyando el peso en una pierna y cruzándome de brazos

Me enseño el tatuaje naranja que tenía en la muñeca, era una espada que atravesaba a una calavera

Sonreí

No era muy curioso, es energético y letal

Sería un arma perfecta para los monstros

Es una pena que no les vaya a dejar utilizarlo a su favor

- ¿Sabes manejar un arma? - pregunté

No iba a dejar que utilizaran a ninguno de nosotros como sus juguetes

- Si - respondió - ¿por?

Mataría al rey antes de que intentara hacernos algo

- Tú y yo nos vamos a llevar muy bien - murmuré

Me miró extrañado, aunque ya no sentía miedo, o al menos eso creía

- Escuchar todos – grito de repente una voz muy grave y ronca, me giré hacía la voz y era el guardia medio polilla de antes – os vamos a contar las reglas de este lugar, así que atended u os ira muy mal – carraspeo tocándose la garganta y luego se puso recto – vale, como os ha adelantado vuestra compañera de la sección E, no os podemos matar hasta la prueba, que es dentro de dos semanas, pero si hacéis algo que nos moleste, sí que podéis recibir un castigo. La comida es a las tres y la cena a las nueve, si seguís teniendo hambre a lo largo del día tenéis cocina en vuestras cabañas, no podéis salir de vuestra cabaña de doce de la noche a cinco de la mañana y vuestros guardaespaldas serán parte de nuestra seguridad hasta que muráis, os lleven de vuelta a casa u os seleccionen - después de decir eso se quedó en silencio pensando algo, probablemente en que más tenía que decir –. Eso es todo, ya os podéis ir

¿Se supone que nos traen aquí para deshacerse de nosotros y para que suframos y tenemos que seguir normas?

Pues que sepan que no las iba a seguir

Me daba igual los castigos a los que me sometieran

No iba a seguir sus ordenes 

La tierra de los monstrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora