XXXVII. Fragmento de Naruto Uzumaki: El héroe.

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La noche descendió sobre ellos como un manto oscuro, envolviéndolos en sombras profundas que reflejaban el peso de la verdad revelada. En el rostro de Sasuke se podía leer el dolor profundo, como una nube cargada de rayos que estaba dispuesto a disparar en dirección de todos aquellos que lastimaron a su hermano mayor y a su clan. Lentamente, el Uchiha cayó de rodillas, y el silencio que los rodeaba se convirtió en lamentos desgarradores que podrían destruir un mundo entero.

Naruto ayudó a Sasuke a sentarse, extendió su brazo un par de veces en un intento de alcanzarlo, pero la distancia entre ellos parecía insuperable. Ya no sentía que podía confiar en Sasuke. ¿Cuánto más tendría que perseguir a Sasuke para sacarlo de la oscuridad en la que parecía estar sumido? ¿Podía permitirse rendirse con él? ¿Tenía derecho a no querer seguir a su lado, incluso cuando Sasuke había sido su mejor amigo, la persona que mejor lo entendía?

¿Una vida no bastaba acaso? ¿Le entregaría la segunda también?

— ¿Qué demonios haces? —murmuró Sasuke al notar a Naruto a su lado, sentado, observando el firmamento. — ¿Me estás teniendo lástima?

—Agh—se quejó Naruto, dando un suspiro tan largo que seguro resonaría en su tercera vida si es que llegaba a renacer. —Esto no me gusta más que a ti.

—Entonces lárgate—insistió Sasuke, su tono lleno de amargura.

—Cuando un amigo llora, lo que debes hacer es sentarte junto a él y llorar a su lado. No importa qué dolor esté sufriendo tu amigo, si es el asesinato de todo su clan o solo un beso que tuvo conmigo... —Naruto soltó una risa forzada, tratando de aligerar la tensión que pesaba en el aire—. Pero cuando veas que se está desviando por el mal camino, debes detenerlo, incluso si eso destruye su amistad o el mundo entero. Esa es la verdadera amistad.

—Jamás he pensado en ti como un amigo.

—Que mal—contestó Naruto, rascándose la mejilla mientras sus pómulos seguían alzándose en una sonrisa que luchaba por mantener con todas sus fuerzas—. Incluso si tuviera que vivir mil vidas más, seguiría pensando en ti como mi mejor amigo.

Sasuke desvió la mirada, incapaz de enfrentar directamente las palabras sinceras de Naruto. El brillo de las estrellas parecía desvanecerse ante la oscuridad de la batalla interna que libraba en su interior.

—Deberías ir con Sakura—objetó Sasuke.

—No puedes evitar preocuparte por Sakura-chan, ¿cierto? — Una sonrisa se insinuó en los labios de Naruto, provocando un gruñido de disgusto por parte de Sasuke. —Ella estará bien, Kakashi-sensei fue ahí.

—Me iré—dijo Sasuke, poniéndose de pie. Naruto lo secundó de inmediato, consternado.

— ¿Irás a buscar a Itachi?

Un atisbo de dolor cruzó por los ojos de Sasuke antes de que su expresión se endureciera con resolución. —No.

— ¿Entonces con Orochimaru...?

—Tampoco. No iré a buscar a nadie. A partir de este momento, yo seré quien trace mi camino. Odiaría permanecer un segundo más en esta aldea, así como traicionar los últimos deseos de mi hermano. Necesito tiempo para reflexionar sobre lo que debo hacer y cómo debo hacerlo.

Sasuke miró atrás un momento, sus ojos escudriñaron el oscuro horizonte, anhelando ver una silueta familiar, un destello de cabello rosa en la distancia. Aguardó con el corazón latiendo con una extraña ansiedad, como si cada segundo de espera pesara sobre sus hombros. Buscó en vano en el vasto abismo de la noche, deseó que el suave viento llevara consigo el eco de un nombre, un suspiro, cualquier indicio de aquella chica, pero solo encontró el eco vacío de sus propios pensamientos.

No me enamoraré en está vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora