— ¡Naruto-kun!
La voz de Hinata, suave y preocupada, resonó una vez más desde el otro lado de la puerta. Naruto, con sus ojos azules cargados de un cansancio que parecía eterno, volvió a dirigir su mirada hacia la puerta antes de cerrar los párpados con resignación. El suspiro de la chica se coló en el aire, lleno de inquietud y cuidado, pero Naruto apenas lo registró. Después de todo, esta escena se había repetido durante tres largos meses, convirtiéndose en una rutina predecible y monótona. Cada día, ella acudía a su puerta, llamaba su nombre con ternura y dejaba comida, aunque sabía que su gesto sería en vano. La comida seguía allí, intacta y abandonada. Y el ciclo volvería a repetirse.
—Por favor, Naruto-kun —insistió, apoyando su puño contra la madera como si pudiera transmitirle su desesperación a través de ella. Su voz resonaba con una mezcla de súplica y preocupación, una melodía frágil que apenas podía atravesar la muralla que él había levantado a su alrededor—. Necesito saber que estás bien. Somos amigos, ¿cierto?
El único indicio de vida que recibió Hinata fue el ligero crujido del colchón, sugiriendo que Naruto había cambiado de posición.
Recordó con tristeza el día en que volvió a la aldea después de su enfrentamiento con Obito, Hinata sintió pánico y una profunda tristeza al mirarlo, jamás había pensado que ese chiquillo que gritaba que algún día sería Hokage se viera así.
Cuando Naruto llegó, apenas se movió desde donde el joven sapo los dejó a él y Shikamaru. Tsunade llegó corriendo, enviando al equipo médico con Shikamaru; ambos chicos estaban cubiertos de quemaduras graves en el rostro y el cuerpo. Sin embargo, gracias a la intervención de Kurama, Naruto pudo sanarse en el camino. Shikamaru, por otro lado, había luchado en su recuperación y apenas había despertado hacía unas semanas.
Solo entonces, entre susurros de conversaciones apresuradas y suspiros entrecortados, Hinata y los demás lograron reconstruir una parte de lo que había sucedido. La historia del joven sapo, junto con la de Shikamaru unieron todos los hilos faltantes.
Jiraiya e Iruka habían muerto, Sasuke desaparecido y Sakura no pudo ser rescatada de Obito Uchiha.
Una vez que Naruto fue curado, Tsunade lo dejó en su cama, habiendo asegurado personalmente que su departamento estuviera completamente limpio y ordenado. Sin embargo, las palabras de aliento de Tsunade sonaban huecas y vacías, como un eco vacío en el silencio. Ella incluso había parecía haber perdido la fe en esa misión.
Lo único que le pidió hacer a Hinata fue quedarse al lado de Naruto hasta que mejorara. Pero pronto comenzó a ser evidente que estaba haciendo un pésimo trabajo.
—Naruto-kun, por favor—rogó una vez más—. No puedo ni siquiera imaginar lo difícil que debe ser para ti. Pero necesitas desahogarte con alguien. Este no es el Naruto-kun que yo conozco; estoy segura de que ni Jiraiya-sama ni Iruka-sensei quisieran verte así. No es por esto por lo que sacrificaron sus vidas. Ellos quieren verte brillar, ser el mismo Naruto-kun de siempre, incluso si ya no están aquí
De nuevo, no hubo respuesta.
Con un suspiro cargado de resignación, Hinata depositó otro tazón de comida frente a la puerta de Naruto, retirando el anterior con la esperanza secreta de que, por algún milagro, al día siguiente encontraría el tazón vacío. Sin embargo, en el fondo de su corazón, sabía que esa esperanza era frágil, casi efímera. La única voz que Naruto escucharía estaba lejos de allí, atrapada con Obito Uchiha.
Pero Hinata no se limitaba solo a esperar. Además de dejar comida, se dedicaba a entrenarse a sí misma. Se aferraba a la idea de que en la próxima misión en la que Naruto participara, cuando estuviera completamente recuperado, ella estaría a su lado. Juntos, recuperarían a Sakura y todo cambiaría para mejor. Hinata creía firmemente que Naruto volvería a darse cuenta de cuanto valía.
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No me enamoraré en está vida.
FanfictionSakura fue asesinada a manos de Sasuke Uchiha por intentar intervenir en la pelea con Naruto, las últimas palabras que escuchó de su boca fueron las mismas que aquel día donde el equipo siete se formó: "Eres una molestia." ¿Había sido una molestia...