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Día cuatro en el apartamento de Park.
—Ah... Cómo desearía que estés aquí —pronunció Sunghoon, por medio de una llamada telefónica con Sunoo.
—Ya, hyung —rió leve—. Estoy volviendo, no se preocupe. Espero no perderme por estas calles —murmuró, viendo a su alrededor con algo de nervios.
—Yo dije que te iría a buscar, pero tú te negaste —bufó Park—. Te necesito, ahora. Vuelve ya —Kim tembló al escuchar eso.
—E-Estoy a punto de bajar hacia la estación de metro, no se preocupe —mencionó, viendo que en la manzana siguiente se encontraban aquellas escaleras hacia abajo con un cartel iluminado.
—¿Tan lejos son tus clases de baile? —dudó el mayor, despeinando sus cabellos.
—Eh... Sí, Honnie. A-Algo así —respondió nervioso.
Sunghoon pudo percibir su inquietud, sabiendo que ocultaba algo.
—¿Estás mintiendo? —frunció el ceño.
Sunoo suspiró.
—N-No, Sunghoonie hyung... —intentó excusarse—. Solo por hoy tu-tuvimos la clase en un estudio m-más lejos —rió.
Park siguió sin creerle.
—¿A dónde mierda fuiste? —preguntó ahora enojado.
—N-No se enoje conmigo, h-hyung —mordió su labio inferior—, fui a comprar u-una cosa q-que necesito —comenzó a bajar las escaleras.
Sunghoon golpeó su mejilla interior con su lengua, como signo de su harta posesividad.
—¿Qué cosa? —dudó ahora un poco más tranquilo.
—Ya lo verá —sonrió—. Debo cortarle, nos vemos luego, Sung —tiró un besito al celular y colgó la llamada.
Mientras tanto Sunghoon maldecía y tiraba su teléfono al suelo con brusquedad.
El rubio entro al metro, sentándose al lado de una anciana. Comenzó a pensar los pasos que había ideado cuando estaba comprando la ropa, intentando agregarle más cosas para seducir en mayor intensidad al alfa.
—Tengo que excitarlo... —murmuró para sí mismo.
La mujer a su derecha lo miró sorprendida, frunciendo el ceño.
Sunoo abrió su boca para justificarse, pero nada coherente salió.
—E-Es el guión d-de una obra. Sí —rió nervioso, rascando su cuello—. Estoy actuando e-en "Alicia en el país de las maravillas", señora.
La nombrada asintió, alejándose un poco del pequeño omega.
Kim rió en su interior, repitiéndose que no debía pensar en voz alta cuando estaba en público.
