Capitulo 1

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Una Nueva Oportunidad.

Capitulo 1.

Los años había pasado, las cosas habían cambiado desde aquel día en que Yato y Hiyori se volvieron a encontrar. Y aunque al principio el dios seguía intentando permanecer lejos de ella para mantenerla a salvó sus esfuerzos eran inútiles; pues no importaba lo que hiciera, siempre terminaba encontrándose con ella, era como si el destino de alguna manera quisiera que los dos estuvieran juntos.
El tiempo no le había afectado al dios quien seguía con su joven apariencia de un chico de diesisiete años, sin embargo este no era el caso de Hiyori.
Aquella joven doctora se había quedado atrás dejando ahora a una dulce ancianita que pasaba sus días disfrutando de la suave brisa del verano sentada bajo la sombra de aquel viejo cerezo que le traía miles de recuerdos junto a sus amigos.

Como todos los días Hiyori se dirigía a disfrutar del atardecer bajo su árbol favorito. Su andar era más lento que de costumbre, pero a ella no le molestaba sonrió al momento de llegar a la vieja banca para después sentarse con un poco de dificulta. Observaba nostálgica a su alrededor, cerrando sus ojos y disfrutando de la tranquilidad, ella sabía que su momento de partir estaba serca pero al contrario de  muchas personas ella no tenía miedo a morir. Había disfrutado su vida ayudando a las personas y pasando momentos inolvidables con su familia y amigos, lo único de lo que tal vez se arrepentía era de no haber podido estar al lado de Yato como a ella le hubiera gustado.

Unos paso la hicieron abrir los ojos para después sonreír al ver quienes habían llegado.
ーHola Yato, Yukine.
ーHola Hiyori. ーla saludaron los dos
ー¿Llevas mucho tiempo esperándonos? ーpregunto Yato sentándose junto a ella.
ーNo, acabo de llegar. Gracias por venir siempre a acompañarme chicos.
ーNo tienes que dar las gracias, nos gusta estar aquí y pasar el tiempo contigo. ¿Verdad Yato?
ーEs verdad. ーrespondió Yato.
Hiyori sonrió al escuchar al dios.  Le gustaba que a pesar de los años ellos se comportaban como siempre con ella.  Pero más amaba como la relación de Yato y Yukine había mejorado a lo largo del tiempo.

Los tres pasaron toda la tarde platicando y recordando viejos momentos hasta que la noche se hizo presente y como cada noche los chicos acompañaban a Hiyori a su casa. Al llegar los chicos se disponían a despedirse de ella pero Hiyori tomo la sudadera del dios haciendo que este se detuviera y volteara a verla.
ー¿Que pasa Hiyori? ¿Te sientes mal?. ーpregunto preocupado.
ーNo es eso. Quisiera que se quedarán esta noche conmigo. ーdijo dándole una moneda de cinco yenes al dios. Yato la miro para después asentir y entrar a la casa enseguida de ella y Yukine.
Las horas pasaron rápido entre risa. Hiyori se encontraba acostada en su cama mientras sentía las suaves
caricias que Yato le daba en su mano.

ーMuchas gracias Yato ーdijo Hiyori
ー¿Gracias por qué Hiyori? ーpregunto confundido.
ーPor estar a mi lado todos estos años. Aún cuando ya no soy aquella jovencita. ーPero que dices, si para mí siempre serás aquella jovencita de preparatoria.
ーNo has cambiado nada mi dios de la fortuna. Gracias por conceder mi deseo. ーSiempre te los concederé, por algo eres mi seguidora número uno.ーtras decirlo ambos rieron. Una vez que dejaron de reír Yato se despidió de Hiyori con un beso en su mano, pues ya era tarde y debía dejarla descansar. Así pues se levantó y después de desearle dulces sueños cerró la puerta y se dirigió a la habitación que solía compartir con Yukine cuando se quedaban con ella.

Había llegado la mañana, el primero en despertar fue Yukine quien rápido fue a ver a su amiga y desearle los buenos días. Tocó la puerta de su habitación y al no recibir respuesta decidió entrar pues no era común que ella se quedará dormida.
Yato dormía tranquilo cuando inmenso dolor lo atravesó haciéndolo despertar abruptamente corriendo rápido buscando a su regalía al escuchar sus sollozos. Un miedo lo recorrió al ver de dónde provenían, entro despacio callendo de rodillas al ver que había pasado lo que tanto temía. Yato con lágrimas en sus ojos se acercó a su shinki el cual lo abrazo en cuanto lo vio. Mientras Yato lloraba a la par que su shinki mientras tomaba por última vez la mano de la mujer que amaba.

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