capitulo 4

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Una Nueva Oportunidad

Capitulo 4.

Había pasado un mes desde que Shiro había regresado con los chicos. Habían pasado la mayor parte del tiempo en la pequeña casa que había logrado construir Yato en Takamahara. Pues a diferencia de el mundo terrenal en los cielos solo los clanes de Bishamonte y Ebisu habían tenido un verdadero contacto con Shiro, y la distancia entre ellos hacia que fuera más seguro salir con ella.  Pues el hogar del dios se encontraba bastante alejado del de ellos.

Shiro se encontraba tranquilamente jugando con sus pies dentro del pequeño lago que había serca de su casa. De vez en cuando miraba aquella marca que tenía en uno de sus pies sintiendo cierta curiosidad aunque no  supiera el por qué.
ーAquí tienes Shiro. ーdijo una voz detrás de ella. La joven se volteo y con una sonrisa le agradeció a su amiga y tomo la bebida que había traído.
ーGracias Mizuchi, este sabor me gusta mucho.
La chica le dió una pequeña sonrisa antes de quitar sus calcetas y meter sus pies también al lago para después cerrar sus ojos y disfrutar de la brisa. Shiro dejo su bebida a un lado y observó a su amiga, ella apreciaba cada vez que los venía a visitar solían ser pocas ocasiones pues la mayoría de las veces era ella y los chicos quienes iban a visitarla a una vieja casa donde solían quedarse aveces por días.

Después de Kofuku ella fue la segunda persona que Yato le presento, ella sabía que su amiga había sido shinki de su maestro y que este la tuvo que liberar por alguna razón que no sabía. 
Shiro se acercó a ella para después rodearla en un abrazo, desde el primer día que la conoció algo dentro de ella surgió como un especie de instinto que le decía que la tenía que proteger. El repentino abrazo sorprendió a la joven y la hizo abrir sus ojos mirando confundida  a la shinki, no era que le incomodara que la abrazara,  sin embargo cada vez que lo hacía así de la nada la sorprendía. Pues aún no se acostumbra a eso.
El tiempo pasó tranquilo, Yukine llegó de rato con ellas y los tres se pusieron a jugar. Mizuchi le había quitado el gorro que llevaba empezando a correr siendo seguida por  Yukine quien corria intentando alcanzarla, sin embargo antes de que pudiera quitárselo ella se lo lanzó a Shiro quien lo atrapó sin dificultad mientras corría al ver a su amigo llendo tras ella ahora.

Yato deambulaba distraído por el pequeño patio cuando fue impactado por alguien haciéndolos caer a los dos. Yato abrió sus ojos solo para toparse con los ojos color rosa de ella. Haciéndolo sonrojarse pues hacía mucho que no la tenía tan cerca de él.
ー¡Lo siento mucho Yato-sama! No quería lastimarlo.
ーNo te preocupes,  ¿Tú estás bien?
ーSi, solo tengo unos rasguños, nada por lo que preocuparse Yato-sama.
ーQue bueno que no te paso nada más. Por cierto Shiro ¿En que habíamos quedado? Recuerda que te dije que solo me dijeras Yato. ーdijo con fingida molestia.
ーEh, si. Lo siento Yato. ーdijo apenada pues no era la primera vez que el dios se lo recordaba.
Shiro se incorporó un poco, y al hacerlo Yato soltó un pequeño auch haciendo que Shiro lo mirara con preocupación. ー¿Que te pasa Yato? ¿Acaso te lastimaste con la caida?
ーNo, pero precionaste mi estómago con tus manos cuando te levantaste.
ー¿Eh?

Hiyori bajo su mirada y sus ojos se abrieron,  hasta ese momento no se había dado cuenta de que estaba sentada sobre él, con torpeza se levantó   para después  sentarse en el césped cubriendo su rostro por la pena. Yato la miraba divertido, puede que ella no recordara nada de su vida anterior pero seguía siendo la misma chica ingenua que conoció. Yato se levantó y fue con Shiro, tomo una de sus manos para quitarla de su rostro la chica lo miro aún  y Yato le dedico una tierna sonrisa que la hizo estremecer. Yato le estendio su otra mano cuando sintió un pequeño pinchazo en la parte de atrás de su cuello. La sorpresa del dios fue evidente pues sabía que no había sido Yukine, aunque no sabía con certeza que era lo que había pensado o sentido su amiga para que lo haya punzado. 
Yato prefirió no decir nada pues no quería que ella se sintiera mal, la ayudo a levantarse y recogió el gorro que se le había caído. En ese momento venían llegando Yukine y Mizuchi quienes los miraban con sospecha al verlos a ambos sonrojados y llenos de tierra.

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