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Félix estaba aburrido.

Los rayos anaranjados del sol pegaban directo en su cara, contrastando con el color azul brillante con el que su cabello estaba teñido, estaba acostado en su cama sin nada mejor que hacer que mirar el techo.

A sus apenas 19 años podía decir que su vida estaba completamente resuelta, su padre tenía una empresa relacionada con todo el tema de compra y venta de piezas de arte que seguro costarían más que la casa de cualquier persona. Él, como el hijo mayor de los Lee era su único heredero, estudiaba negocios internacionales en una universidad privada que realmente no le exigía mucho más que su asistencia a clases virtuales y desde que cumplió la mayoría de edad empezó a trabajar en la empresa en rangos básicos.

Cualquiera que podría llegar a verlo por la calle con esas prendas de ropa de lujo, además de accesorios y aparatos carísimos, pensaría que es el típico niño de papis, pero realmente no lo era, pertenecía a un grupo social bastante alto, pero nunca lo criaron como si fuera así, era un chico normal, algo alto, bastante guapo, con pecas y más que nada agradable y con amigos no muy diferentes a él quienes no disfrutaban mucho de vivir a costa de los demás.

Para apaciguar su arduo sentimiento de aburrimiento, agarró el celular que yacía posado en su mesa de noche y empezó a revisar todos los mensajes que tenía, sinceramente no eran muchos porque en ningún momento se caracterizó por ser alguien extremadamente popular.

En fin.

Tenía algunos mensajes de sus amigos, contando cualquier cosa para decir verdad, no le podía buscar mucha lógica a esos cientos de mensajes diarios con hasta la hora en la que fueron al baño, tampoco se quejaba, disfrutaba de tener amigos que se preocuparan por él.

Empezó por llamar a Seungmin, él era un chico apenas menor que él, lo conoció en algún punto del colegio que no recuerda muy bien, pero desde ahí fueron amigos ocasionales hasta que en el último año su amistad lo único que hizo fue florecer hasta el punto en el que podía decir que ese chico era de sus mejores amigos.

Empezaron conversando un poco a partir de sus pensamientos y opiniones sobre el nuevo capítulo de su serie favorita. Estaban en medio de un gran desacuerdo sobre con quién se debería quedar la protagonista, siempre era lo mismo, Seungmin apoyaba a uno y Félix lo odiaba, podían pasar horas defendiendo a esos personajes ficticios.

Y la discusión iba a continuar por mucho tiempo más si no hubiera sido porque la madre del peli azul empezó a tocar su puerta con bastante delicadeza para no molestar a su hijo, pero también quería que la escuchara. Félix al verla cortó la llamada sin más, ese día particularmente se veía nerviosa, su cara pálida con algunas arrugas estaba más afligida de lo que recordaba.

La mujer se sentó en la esquina de la cama justo al lado de los pies del de pelo azul que apenas estaban cubiertos por unas medias blancas, acarició la manta con nostalgia y pegó la mirada en Félix quien instantáneamente dejó el celular a un lado.

— Lixxie... — la voz de la señora Lee sonaba triste o algo así pensaba Félix.

— ...¿Todo está bien? Te ves... ¿Mal? — dijo con calma para no empeorar la gran tensión que había en el cuarto, para ese punto ya estaba empezando a pensar en el peor escenario posible.

— Bueno, eso dependerá de tu respuesta. — suspiró antes de que se acercara más a su hijo. — Por favor escúchame, ¿sí? — Félix asintió silenciosamente. — Mira, con tu padre últimamente hemos estado conversando mucho sobre este asunto, yo me negaba totalmente, pero según él es lo mejor para nosotros...

— Mamá, solo me estás asustando.

— Félix nos mudaremos. — por fin pudo suspirar después de que su madre haya dicho esas palabras a toda velocidad.

Another Day [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora