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Félix se arrastró en el piso hasta quedar al lado del cuerpo inconsciente de Hyunjin, lo alzó entre sus piernas para que su cabeza no quede pegada al piso, e intentó despertarlo con suaves movimientos.

Ver las pastillas regadas en todo el piso solo hacía que las lágrimas que ya no tenía cayeran al piso.

— Hyunjin... — lo estaba sacudiendo fuertemente. — Hyun... Amor, respóndeme. Por favor. — ahora sus ojos parecían una cascada.

— ¡Félix suéltalo por favor! ¡Tu llama a una ambulancia!

— ¡No! No puedo dejarlo. — Félix abrazó fuertemente el pecho inerte de su novio. — Necesito estar con él.

Aun así los mayores lo separaron del chico para llevarlo al piso de abajo. Félix se quedó en ese cuarto llorando en el frío piso de madera.

No sabía que iba a hacer si algo le llegaba a pasar a Hyunjin, no quería pensarlo, no quería pensar en la posibilidad de tener que estar con una persona diferente, en la posibilidad de ir a un funeral.

Pero tampoco podía quedarse ahí, en el momento en el que la ambulancia que había llegado hace unos minutos partió, él empezó a bajar las escaleras, tenía que conseguir un taxi para llegar al hospital lo más pronto posible. Lo que no tenía en cuenta era que sus padres estarían abajo frente a las puertas casi abiertas del lugar.

Ellos habían ido rápidamente a ver lo que pasaba, después de haber escuchado las sirenas, sabían que nada podía estar bien, y lo único que vieron minutos después fue a los paramédicos metiendo a un extremadamente delgado Hyunjin a la parte trasera del vehículo y a algunas personas con el corazón en las manos de tanto miedo que todo eso les causaba.

Vieron a su hijo bajar las escaleras con los ojos reflejando un profundo miedo, rápidamente corrieron hacia él y lo tomaron en sus brazos, Félix se permitió llorar, lloró tanto como pudo, y se derrumbó en los brazos de las dos personas que le dieron la vida.

— Ya... Ya... Ya Lixxie. — su padre intentaba calmarlo.

— Q-quiero verlo. Necesito saber si está bien. — muchos sollozos se fugaban en todo lo que decía.

— Mi amor, eso no te va a hacer bien. Ahora solo podemos quedarnos aquí y esperar una buena noticia.

Él menos se limpió las muchas lágrimas que caían de sus ojos. — ¡Yo no puedo! Hyunjin es mi novio, yo debo saber si por lo menos está vivo. Quiero verlo.... Por favor.

— No, Lix... no puedo dejar que sufras así, soy tu madre, no quiero que veas a Hyunjin moribundo en una cama de hospital, por favor entiéndelo mi vida. — ahora ella también estaba llorando, como madre de alguien, sabía que el sufrimiento era parte de la vida de una persona, pero nada le podía impedir intentar liberar a su hijo de eso.

— ~Necesito verlo~, solo una vez, unos minutos, quiero acariciarle el rostro y decirle que lo amo. No quiero que muera, si él muere yo también lo haré.

— No digas eso Lix, nunca más lo repitas o estaré muy enojada contigo.

(...)

Había pasado un día desde el incidente de Hyunjin, a Félix se le prohibió rotundamente salir de su casa, intentaban mantenerlo distraído con lo que podían, pero él prefería estar solo en su cuarto llorando hasta que el sol se ocultara tras el mar, solo en ese momento pudo saber lo que Hyunjin estuvo sintiendo todos esos días, estaba viviendo en su propio infierno y su cuerpo se estaba encargando de matar hasta el último gramo de esperanza de salir de ahí.

Cada uno de sus pensamientos tenían que ver con Hyunjin, él se había intentado suicidar, y tal vez lo logró, no lo sabía. Tal vez Hyunjin estaría mejor así, solo tal vez estaba intentando escapar de toda clase de sufrimiento. Pero le dolía que intentara hacerlo cuando lo tenía a él, le había prometido que estaría para ayudarlo en todo momento y aun así Hwang decidió tomar todas esas pastillas para intentar terminar con su vida.

Another Day [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora