54-Por siempre enamorado

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Ha: Eres una madre maravillosa, una madre muy hermosa.

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La mañana estaba muy tranquila, Hünkar estaba muy contento con los niños en casa, Züleyha le dejó unos papeles, tomaron un té y planearon hacer un pequeño picnic familiar.
Ali Rahmet fue a ver al padre de Nazlı y Ümüt, el hombre se sentía mejor pero aún necesitaba descansar, lo trasladarían a la asociación para estar con Nazlı y Ümüt hasta que se recuperara por completo.
Al llegar a la mansión, Ali Rahmet es recibido por Nazire, quien le cuenta sobre la visita de Züleyha y que ya se ha llevado a Haminne y que la pequeña Nazlı está dibujando en la sala.

N: Hola padre Ali.

AR: Mi pequeña - le dejo un besito en la cabeza - que lindos dibujos.

N: ¿Te gustan?

AR: Sí, son muy hermosos.
¿Sabes dónde está Hünkar?

N:Sí, mi madre está con mi hermano pequeño.

AR: Está bien, iré a verlos y ahora bajaremos a jugar contigo.

N: No hay problema papá, me quedaré aquí.

Mientras Ali Rahmet subía las escaleras, escuchó la risa de su esposa y la del pequeño.
Cuando Ali Rahmet entró en la habitación, vio al pequeño Ümüt riendo en la cama mientras Hünkar le hacía cosquillas, eran tan hermosos juntos.

H: Pero que niño tan feliz, - le dejo besos en el vientre - a besos lo comeré.

Umut seguía riendo y entonces vio a Ali Rahmet.

Ü: Bubu, -estirando sus bracitos- bubu bu.

Hünkar sintió las manos de su marido sobre sus hombros, Ali Rahmet le dejó un pequeño beso en la cabeza.

H: Bienvenido bubu, -ambos se echaron a reír- llama a Nazlı titi.

Ali Rahmet tomó al niño en brazos mientras estaba sentado frente a Hünkar.

AR: A ver pequeño, si soy Bubu - mira a Hünkar y la señala - ¿quién es ella?

Ü: Didi, -aplaudió con alegría-didi.

H: Pero es tan lindo que me la comeré porque es muy dulce.

Le acarició las mejillas y le dejó pequeños besos, provocando la risa del pequeño.
Cuando Hünkar levantó la cabeza, notó la dulce mirada de su marido.

H: Cariño, ¿por qué me miras así?

AR: Eres una madre, abuela y mujer increíble, mi amor, estar cerca de ti todos los días me hace sentir como el hombre más afortunado del mundo.

Cuando Hünkar estaba a punto de decir algo, vio que el niño empezaba a bostezar.

AR: Cree que lo aburrimos con nuestro amor, -Hünkar volvió a sonreír- Lo llevaré a su habitación, no te preocupes.

Los dos fueron juntos a la habitación del pequeño, Hünkar arregló su cuna y miró una vez más a su marido antes de irse.

Los dos fueron juntos a la habitación del pequeño, Hünkar arregló su cuna y miró una vez más a su marido antes de irse

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