49-Adiós mi amor

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AR: Me encantan tus ojos.
Me encanta el silencio del que se jactan.
Amo la paz de ser tú que se refleja en mí.
Te amo.

———𖧷———

Un nuevo sol comenzaba a ponerse en Çukurova, el sol cubría los campos verdes y los techos de las casas, pero lo más importante, los rayos de luz comenzaron a filtrarse por una ventana de la mansión Fekeli.
En una habitación particular, dos amantes estaban acurrucados en la cama, abrazándose y escondiéndose de cualquier cosa que pudiera dañarlos.
La habitación se había convertido en su santuario, el lugar donde podían llorar, reír y amarse para siempre.
Ali Rahmet fue el primero en despertar, miró a su amada esposa durmiendo plácidamente en sus brazos, las horas pasaban y no se cansaba de mirarla.
Le apartó suavemente un mechón de pelo de la cara y le acarició las mejillas, los hombros casi desnudos, la espalda y el cuello.
Hünkar empezó a despertarse, pero en realidad se acurrucó más cerca de Ali Rahmet, escondiéndose en su pecho y cuello como una niña pequeña.

AR: Mi amor, -le dejo un beso en la frente- necesitamos despertar bella dama.

H: Hmm, -se tapó aún más con las mantas- No quiero.

AR: ¿Eres una niña, mi amor? -Noto que sus ojos aún están cerrados- tenemos que ir a trabajar.

H: Pero no necesitas revisar nada, Kerem y Cetin ya se encargaron de todo, -se acercó mas a el- podemos quedarnos aquí y abrazarnos.

AR: Me encantaría, mi amor, pero prometiste ir a revisar todo en la fundación, -le acarició suavemente la espalda- si no vas, pensarán que te pasó algo.

Ali Rahmet vio el rostro tierno de Hünkar, su leve puchero y sus ojillos brillantes.

H: No hay forma de que puedas cambiar de opinión, - se acercó a el y comenzó a dejar pequeños besos en sus labios - es por tu amor, haces que no quiera irme más de tu lado.

AR: Entonces la culpa la tengo yo, -rápidamente la hizo sentarse en su regazo- porque la mayoría de las veces evito besarte cuando hablamos de adicciones.

H: El problema es cariño, que yo no creo poder demostrarte lo mucho que te amo, siento que no será suficiente...

Esta vez Ali Rahmet cubrió sus labios con un beso aún más profundo, Hünkar sintió sus manos recorrer su cuerpo, acariciándola, y leves escalofríos aparecieron en su cuerpo.

AR: No tienes que mostrarme nada, -mientras dejas besitos- mi amor, tenerte aquí conmigo todos los días y noches es todo lo que necesito.

Ali Rahmet la acerco mas a el y la abrazó por la cintura.

H: Está bien, mientras arreglas todo aquí, déjame ponerme la bata para ir al baño primero.

AR: Sí señora – le dejó otro pequeño beso en los labios – si terminamos temprano de trabajar, podemos ir a tomar un café.

Mientras Hünkar decidía qué ponerse, se volvió y miró a Ali Rahmet.

H: Sí, extraño nuestras charlas de café - sonrió al recordar uno de sus tantos encuentros - pero ahora hay algo diferente.

AR: ¿Qué es diferente esta vez?

Hünkar se acercó de nuevo y le dejó un pequeño beso en los labios.

H: Además del café en casa, ahora estás tú también.

Después de que Hünkar se fue, Ali Rahmet arregló todo, llevó algo a la oficina, vio la mesa donde estaba el tocadiscos y empezó a recordar el baile de la noche anterior.
La forma en que Hünkar lo miraba, su sonrisa, la forma en que brillaban sus ojos, todo era tan hermoso y fascinante.

Superar el dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora