𝕮𝖍𝖆𝖕𝖎𝖙𝖗𝖊 𝖚𝖓

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Me encontraba caminando por los callejones de la ciudad de Yokohama, tratando de ocultarme de los ojos indiscretos mientras me dirigía a donde está ubicada mi clínica, he tenido más cuidado estos días debido a que he sentido que me han estado vigilando. Es en medio de eso que siento que alguien pasa corriendo por mi lado, me sentí confundido hasta que noto que ya no tenía mi billetera conmigo, niego divertido mientras sigo el rastro de mi "pequeño ladrón".

- Hola, querido muchacho -me inclino al lado del contenedor, encontrándome con un pequeño niño tratando de ocultarse- ¿Cómo te llamas, pequeño?

 - ¡¿Qui-Quién eres?! -apretó la billetera contra él- ¡No pienso devolvértela, la necesito!

Me fijé mejor en la apariencia del niño: no podía tener más de nueve; vestía muy buena ropa, por lo que no creo que sea un niño huérfano o de la calle; además de que parecía estar muy asustado, quizás sea la primera vez que hace algo como esto.
Decidí brindarle una sonrisa más amigable para generarle confianza, demostrarle que no pienso dañarlo; él solo me miró con desconfianza pero ya no parecía que intentaría correr a la primera oportunidad.

- Mi nombre es Mori Ōgai, soy médico y tengo mi clínica aquí cerca -me rasco la nuca como gesto de nerviosismo- ¿Y tú como te llamas?, pareces ser alguien muy pequeño como para andar solo por las calles

- Eso no te importa, no te metas en donde no debes, anciano -me lanzó una mirada "amenazante", que honestamente lo hacía parecer mucho más tierno- Así que vete o grito, y le diré a quien venga que me intentaste lastimar

- Vaya, pero que niño tan listo -debo de reconocer que es más astuto de lo que aparenta, me tiene tan intrigado- Aunque, ¿qué crees que pasaría si les contara que acabas de robarme?

- No te servirá de nada, puedo ser muy convincente 

De pronto pude notar que sus ojos se pusieron acuosos, como si estuviera a punto de llorar, y comenzó a desacomodar su vestimenta. En eso me lanzó una sonrisa desafiante, retándome a intentar algo, de pronto tomó aire antes de gritar.

- ¡Ayúdenme, por favor! -vi lagrimas rodar por sus mejillas, en ese momento me asusté- ¡Este señor malo quiere lastimarme!

- Ey, ey, ya no sigas -ahora si estaba nervioso, ¿por qué seguí a este niño?, si alguien lo escucha estaré en un gran problema- Mira, no voy a hacerte nada, quédate con la billetera si quieres; sólo pensé que podrías necesitar algo de ayuda, ya que no deberías estar andando solo en la calle

- No quiero la ayuda de nadie, los adultos son todos unos mentirosos

- Ya que lo mencionas, ¿dónde están tus padres? -él volteó la mirada, por lo que supuse que no quería hablar de ellos- Te propongo un trato, será lo mejor para los dos -eso captó su atención, porque devolvió su mirada a mi- Haremos esto, me acompañas a mi clínica, que está aquí cerca para que comas algo y después, si así lo quieres, puedes irte 

Pareció desconfiado de la propuesta, pero pareció considerarlo y terminó aceptando, emocionado le tendí la mano para ayudarlo a levantarse; desde que lo vi por primera vez me sentí intrigado por este pequeño niño, y ahora que logré ganarme algo de su confianza, pienso averiguar todo lo que pueda de él y "convencerlo" de quedarse conmigo, no pienso dejarlo deambulando solo por estas peligrosas calles.

Una vez ya estábamos dentro de la clínica, volví a materializar a mi querida Elise-chan, quién comenzó a reclamarme apenas me vio. Noté que el niño solo miraba en silencio, curioso por la niña que acababa de materializarse.

- ¡Rintarō!, ¡maldito, como te atreves a desaparecerme así! -comenzó a "golpearme" para demostrar su enojo- ¡Si lo vuelves a hacer, te juro que no volveré a ponerme ninguno de esos malditos vestidos!

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