IV

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ADVERTENCIAS: Antes de que comiencen a leer, debo advertirles que este capítulo contiene golpes, maltrato e incluso agresión a niños, no busco normalizar ni romantizar este tipo de actitudes tan enfermas, es simple ficción y lo que sucede aquí no debe ser ni admirado ni intentar recrearlo, sin más, disfruten.

La habitación entera volvió a temblar, el cuerpo de Harry estaba colapsando en diversos movimientos epilépticos a medida que intentaba aferrarse a la silla, su nariz volvió a sangrar dejando escurrir aquel líquido por los orificios y su cicatriz estaba quemando a carne viva haciéndole soltar ligeros quejidos hasta que, de golpe, no sintió nada más.

El silencio seguía siendo el mismo que hace un rato y Harry no alcanzaba a oír nada, no sentía nada hasta que sus ojos se abrieron poco a poco intentando adaptar su vista a la luz tenue que emanaba.

No sabía dónde estaba, sólo podía detallar una vieja casa.

No estaba en malas condiciones pero parecía que hacía años nadie la habitaba pues estaba repleta de telarañas, suciedad y la única zona alumbrada era donde se encontraba él.

Había una mesa de porcelana sobre el medio de la sala de una tonalidad negra y una chimenea frente a su cuerpo pero no era su propio cuerpo, Harry sabía que estaba dentro de la mente de Voldemort por la sensación en la boca de su estómago que se presentaba.

Pasaron unos tres minutos sin ningún tipo de novedad y Harry ya estaba por pensar que esa vez no sucedería nada, que simplemente había entrado en un momento de descanso para Voldemort pero justo cuando estuvo por cortar la conexión aburrido, escuchó unos pasos detrás de él.

—Mi señor. —Soltó con fascinación y respeto una voz femenina.

Y Harry la reconoció al instante.

Su pecho se llenó de un odio macizo y una impotencia retumbarle cada nervio, sentía la necesidad en cada poro de su piel de golpear, asfixiar y maltratar como nunca antes había querido a un ser humano.

Bellatrix finalmente apareció al frente en su vista cuando el nombrado se volteó a verla mientras ella hacía una inclinación.

—He de suponer que si me interrumpes a estas horas es porque tienes algo para mí.

La sonrisa sucia y asquerosa de la mujer deslumbró la sala con sus dientes negros y picados, no podía existir unos ojos más oscuros que los de ella y aún así brillaban de emoción.

—Ya casi todo está listo para su nueva morada.

Harry elevó sus cejas confundido ante lo que escuchaban ¿Voldemort no iba a quedarse allí en esa vieja casa y se mudarian a otro lado? Seguramente estaba esperando cambiar a un lugar más acorde a su personalidad, debajo de las alcantarillas por ejemplo con la misma mierda que era él.

—No esperaba que fuese algo sencillo debido a la ineptitud de Lucius pero puedo esperar un poco más, soy comprensivo para eso. —La sonrisa oscura de Voldemort se dibujó en su rostro mientras seguía sentado viendo a la contraria.

—Sigue siendo igual de inútil que siempre, mi señor, pero tiene el estatus que necesita. —Bellatrix se paseaba por los alrededores de la sala sin mucha confianza ya que en sus pasos demostraba el inmenso respeto que le tenía al otro.

—Lo que necesito ahora es respuesta de las criaturas a las que hemos solicitado, ¿Ya Greyback encontró y llenó las mazmorras cómo le pedí?

Aquello pareció hacer sonreír demasiado a la mujer quién sentía el morbo crecerle a plenitud en su cuerpo.

—Sí, mi señor, ¿Quiere ir a verlo usted mismo?

Y con ello, Voldemort se puso de pie finalmente para empezar a caminar a lo que parecía un tipo de mazmorras en aquella casa.

Del infierno a la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora